lunes, 3 de septiembre de 2012

SEMANA DEL 3 DE SEPTIEMBRE


Cántico 6 
La oración del siervo de Dios
 
• Estudio Bíblico de Congregación

Capítulo 26
“No se perderá ni un alma de entre ustedes”
Lleno de fe y amor al prójimo, Pablo afronta un naufragio
Basado en Hechos 27:1–28:10
PABLO no deja de darle vueltas a lo que le dijo Festo: “A César irás”. Y es natural, pues esas palabras determinarán a buen grado su futuro. Ya ha pasado dos años recluido, así que el viaje a Roma le traerá, cuando menos, un cambio de aires (Hech. 25:12). Pero no olvidemos que los recuerdos que tiene del mar no son precisamente de plácidas brisas y amplios horizontes. La idea de hacer la travesía para comparecer ante el emperador debe de plantearle un sinnúmero de inquietudes.
2 Ya ha estado muchas veces “en peligros en el mar”. En efecto, ha sobrevivido a tres naufragios y hasta ha pasado un día y una noche flotando en alta mar (2 Cor. 11:25, 26). Además, no va a ser igual que en sus expediciones misionales, donde disfrutó de completa libertad. Ahora va preso y, para colmo, el trayecto de Cesarea a Roma es muy largo: 3.000 kilómetros (2.000 millas). ¿Vivirá para contarlo? Y suponiendo que llegue sano y salvo, ¿terminará recibiendo una sentencia condenatoria? A fin de cuentas, quien lo va a juzgar es la más poderosa potencia del mundo de Satanás.
3 A estas alturas, después de haber leído tanto acerca del apóstol, difícilmente se nos ocurrirá que él vaya a desesperarse por esto. Sí, sabe que le aguardan dificultades, pero no cuáles. Así que no va a permitir que la preocupación por factores ajenos a su control le robe el gozo en el ministerio (Mat. 6:27, 34). Entiende que Jehová le ha mandado aprovechar bien toda ocasión y dar testimonio del Reino hasta a las más altas autoridades civiles (Hech. 9:15). Y está resuelto a cumplir con esa orden, pase lo que pase. Dado que nosotros compartimos esa misma determinación, acompañémoslo en este viaje histórico, sin olvidarnos de extraer las lecciones prácticas para nuestro día.
“Por ser contrarios los vientos” (Hechos 27:1-7a)
4 Julio, el centurión a cargo de Pablo y de otros prisioneros, decidió embarcarse con ellos en un mercante recién llegado a Cesarea y procedente de Adramitio, puerto del litoral occidental de Asia Menor situado frente a Mitilene, ciudad de la isla de Lesbos. De acuerdo con el itinerario previsto, primero iría rumbo al norte y luego viraría al oeste, haciendo varias escalas para cargar y descargar mercancías. En estas naves no tenía prioridad la comodidad de los pasajeros, y menos si eran reclusos (véase en esta misma página el recuadro “Navegación y rutas comerciales”). Gracias a Dios, el apóstol no era el único cristiano entre tanto maleante. Lo acompañaban como mínimo dos fieles hermanos en la fe: Aristarco y Lucas. Y fue este último, claro está, quien hizo la crónica de los sucesos. Lo que no sabemos es si habían tenido que pagar su propio pasaje o si habían sido aceptados como si fueran sirvientes de Pablo (Hech. 27:1, 2).
5 Al cabo de un día en el mar, y con 110 kilómetros (70 millas) a sus espaldas, echaron anclas en el puerto sirio de Sidón. Por lo visto, Julio no trató a Pablo como un delincuente común, tal vez porque era ciudadano romano y no estaba probada su culpabilidad (Hech. 22:27, 28; 26:31, 32). Hasta lo dejó bajar a tierra para reunirse con otros cristianos y cristianas. ¡Con cuánto gusto deben de haberlo atendido después de su largo confinamiento! Preguntémonos: “¿Habrá alguna ocasión en la que yo podría brindar una hospitalidad semejante, y tal vez recibir a cambio estímulo espiritual?” (Hech. 27:3).
6 La nave volvió a hacerse a la mar. Ascendió hacia el norte y luego bordeó la costa de Cilicia, pasando a pocas millas de Tarso, la ciudad donde se había criado Pablo. Aunque Lucas no menciona más escalas, sí señala el inquietante detalle de que encontraron vientos adversos (Hech. 27:4, 5). Pero, como siempre, el apóstol proclamó las buenas nuevas contra viento y marea. Seguramente dio testimonio a otros presos y pasajeros, así como a la tripulación y los soldados, e incluso a quienes encontró en los puertos donde fondearon. ¿Qué puede decirse de nosotros? ¿Aprovechamos también toda oportunidad de predicar?
7 Más tarde llegaron a Mira, puerto de la costa sur de Asia Menor. Allí, Pablo y los demás tenían que cambiar de embarcación para dirigirse a su destino final, la capital del imperio (Hech. 27:6). En el siglo I recalaban en Mira muchos cargueros de trigo procedentes de Egipto, el granero de Roma. Julio localizó uno de ellos y subió a bordo con los soldados y prisioneros. Debe de haber sido una nave mucho mayor que la primera, pues llevaba un importante cargamento de trigo y 276 personas, entre tripulantes, soldados, prisioneros y simples viajeros. Al haber subido a un nuevo barco, el apóstol vio aumentar su campo de evangelización, y no es creíble que desperdiciara las oportunidades que se le presentaban.
8 Desde Mira se dirigieron a Cnido, ciudad del extremo suroeste de Asia Menor. Aunque ese tramo podía cubrirse en tan solo una jornada si los vientos eran favorables, Lucas nos cuenta que tuvieron que “navegar bastantes días lentamente” y que lograron “llegar con dificultad” (Hech. 27:7a). La culpa la tuvieron las condiciones climáticas, que habían empeorado (véase el recuadro de la página 208 “El Mediterráneo y los vientos contrarios”). ¡Pobres viajeros! ¡Qué hartos estarían de vendavales, turbulencias y bamboleos!
[Ilustración y recuadro de la página 204]
NAVEGACIÓN Y RUTAS COMERCIALES
En la antigüedad, los barcos estaban diseñados para transportar carga, y no para llevar personas cómodamente. Cada viajero tenía que dirigirse al puerto, localizar el mercante que hiciera el trayecto apetecido, regatear el precio con el capitán y aguardar al día de la partida.
Miles de naves surcaban el Mediterráneo trayendo y llevando alimentos y otros productos. Por lo general, el pasajero dormía en cubierta, a veces bajo su propio toldo, que montaba de noche y recogía por la mañana. También traía consigo víveres, frazadas y todo lo necesario para el trayecto.
La duración de la travesía dependía por completo de los vientos. Por culpa del mal tiempo, la navegación era casi inexistente entre mediados de noviembre y mediados de marzo.
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Lectura de la Biblia: Ezequiel 39 a 41
 
w07 1/8 págs. 10-11 Puntos sobresalientes del libro de Ezequiel (parte 2) 
 
40:3–47:12 ¿Qué representa el templo de la visión? El colosal templo que Ezequiel observó nunca fue construido. Más bien, sirvió para representar el templo espiritual de Dios, es decir, las disposiciones que él ha establecido en nuestros días para que lo adoremos (Ezequiel 40:2; Miqueas 4:1; Hebreos 8:2; 9:23, 24). Aunque la visión del templo se cumple durante ―los últimos días‖ —cuando se refina a la clase sacerdotal—, su cumplimiento final ocurrirá en el Paraíso (2 Timoteo 3:1; Ezequiel 44:10-16; Malaquías 3:1-3). En el tiempo de Ezequiel, esta visión sirvió para asegurar a los judíos exiliados que la adoración verdadera se restauraría y que cada familia judía recibiría su propia herencia en la tierra.
 
40:3–43:17. ¿Por qué es significativo que se midiera el templo? Porque constituyó una garantía de que el propósito de Jehová de restablecer la adoración pura se cumpliría sin falta.
 
40:14, 16, 22, 26. Las palmeras grabadas en los muros de los pasos de entrada al templo son una indicación de que solo se admite a personas rectas (Salmo 92:12). De esta ilustración aprendemos que Jehová no aceptará nuestra adoración a menos que seamos rectos.

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 Núm. 1: Ezequiel 40:17-31
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Núm. 2: ¿Cómo pueden extraviarnos los ojos? (Gén. 3:2-6)
 
*** w10 15/4 págs. 20-21 párrs. 1-8 Alejemos la mirada de cosas inútiles ***
¡CUÁNTO apreciamos el don de la vista! Gracias a él, captamos las imágenes a todo color y en tres dimensiones. También distinguimos si se acerca alguien querido o, por el contrario, alguna amenaza. Además, percibimos la belleza y disfrutamos de las maravillas del mundo natural, que son testimonio claro de la existencia de un glorioso Creador (Sal. 8:3, 4; 19:1, 2; 104:24; Rom. 1:20). Y por si fuera poco, este sentido nos permite aportar a la mente multitud de datos que resultan esenciales para conocer a Jehová y edificar la fe en él (Jos. 1:8; Sal. 1:2, 3).
 
2 Pero la estrecha relación que existe entre vista y mente exige que tengamos mucho cuidado, pues lo que vemos condiciona lo que pensamos. Así sucede cuando dirigimos la mirada a cosas que despiertan o avivan ambiciones y malos deseos. Este mundo depravado y egoísta dominado por Satanás nos bombardea con imágenes y propaganda que pueden hacernos mucho daño aunque solo les demos un vistazo (1 Juan 5:19). No es de extrañar que el salmista pidiera a Dios: ―Haz que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es inútil; consérvame vivo en tu propio camino (Sal. 119:37).
 
 Cómo pueden extraviarnos los ojos
3 Recordemos lo que le sucedió a Eva, la primera mujer. Satanás le dio a entender que si comía el fruto del ―árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo‖, se le ―[abrirían] los ojos‖. La idea de que se le abrieran los ojos al comer del fruto prohibido tuvo que resultarle muy atrayente. Y más aún cuando ―vio que el árbol era bueno para alimento, y que a los ojos era algo que anhelar, sí, el árbol era deseable para contemplarlo‖. Al mirar aquel árbol con deseo, terminó desobedeciendo a Dios, y lo mismo hizo Adán, con terribles consecuencias para la humanidad (Gén. 2:17; 3:2-6; Rom. 5:12; Sant. 1:14, 15).
Posteriormente, en tiempos de Noé, hubo ángeles que se dejaron llevar por algo que cautivó su vista. En efecto, Génesis 6:2 dice: ―Los hijos del Dios verdadero empezaron a fijarse en las hijas de los hombres, que ellas eran bien parecidas; y se pusieron a tomar esposas para sí, a saber, todas las que escogieron. Como vemos, se quedaron mirando con pasión a las mujeres y les nació el deseo de tener relaciones sexuales con ellas, algo totalmente contrario a su naturaleza. Al hacer realidad ese deseo, aquellos rebeldes tuvieron unos hijos muy violentos. A tal grado llegó la maldad de los seres humanos, que Dios los destruyó a todos, con la excepción de Noé y su familia (Gén. 6:4-7, 11, 12).
 
5 Siglos más tarde, un hombre llamado Acán también se dejó seducir por lo que vio. Los israelitas habían recibido el mandato divino de que, cuando conquistaran la ciudad de Jericó, destruyeran todo, salvo ciertos objetos que irían a parar al tesoro de Jehová. Él les había advertido: ―Manténganse alejados de la cosa dada por entero a la destrucción, por temor de que les dé un deseo y de veras tomen algo. Pero Acán desobedeció y se llevó varios artículos lujosos, lo que ocasionó que los israelitas fueran derrotados en la ciudad de Hai y sufrieran numerosas bajas. No fue sino hasta que salió a la luz el robo que el culpable confesó: ―Cuando llegué a ver [los objetos] [...] los quise, y los tomé. El deseo de los ojos llevó a Acán a codiciar en su corazón cosas prohibidas por Dios y ocasionó su ruina y la de ―todo lo que era suyo (Jos. 6:18, 19; 7:1-26).
 
 Es necesario controlar los ojos
 
 6 Hoy, a los seres humanos les sucede lo mismo que a Eva, los ángeles desobedientes y Acán: se ven tentados por ―el deseo de los ojos, que es el más eficaz de los ―designios, o trampas, de Satanás (1 Juan 2:16; 2 Cor. 2:11). Ciertamente, los estímulos visuales siempre han sido muy poderosos, como bien saben los publicistas. Un destacado escritor europeo especializado en técnicas de mercado señaló: ―La vista es el más seductor de los sentidos. Muchas veces domina a los demás y nos persuade a actuar contra toda lógica.
  
Se comprende, entonces, que los anunciantes nos inunden con imágenes estudiadas para producir el mayor impacto posible y abrir el apetito por sus mercancías y servicios. En Estados Unidos, un investigador que analizó el efecto de la publicidad en el consumidor dijo que ―los anuncios no se preparan únicamente para informar, sino, más importante aún, para generar emociones que impulsen a la acción. Con este fin, suelen usarse imágenes de alto contenido erótico, pues como dice un lema popular, ―el sexo vende. Todo lo anterior muestra que es esencial controlar lo que vemos y lo que permitimos que entre en la mente y el corazón.
 
8 Los verdaderos cristianos no somos inmunes a los deseos de los ojos y de la carne. Por eso, la Palabra de Dios nos anima a controlar con mucho cuidado lo que vemos y deseamos (1 Cor. 9:25, 27; léase 1 Juan 2:15-17). Alguien que comprendió muy bien lo relacionados que están la vista y el deseo fue Job, quien dijo: ―Un pacto he celebrado con mis ojos. Por eso, ¿cómo pudiera mostrarme atento a una virgen? (Job 31:1). Aquel hombre justo no solo se negaba a tocar con intenciones inmorales a ninguna mujer. ¡Ni siquiera quería acariciar la idea! Siglos más tarde, Jesús destacó lo necesario que es mantener la mente libre de pensamientos impuros: ―Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón (Mat. 5:28).

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 Núm. 3: ¿Significa el hecho de que los cristianos sean neutrales que no se interesan en el bienestar de sus semejantes? (rs pág. 269 párr. 2)
 
*** rs pág. 269 Neutralidad ***
¿Ha significado la neutralidad de los cristianos que ellos no se interesan en el bienestar de sus semejantes?
 
De ninguna manera. Conocen bien, y se esfuerzan concienzudamente por aplicar en su vida, el mandato que repitió Jesús: ―Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo (Mat. 22:39). También hacen lo mismo respecto al consejo que el apóstol Pablo puso por escrito: ―Obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe (Gál. 6:10). Han quedado convencidos de que el mayor bien que pueden hacer para sus semejantes es compartir con ellos las buenas nuevas del Reino de Dios, que resolverá permanentemente los problemas a que se enfrenta la humanidad y ofrece la maravillosa perspectiva de vida eterna a quienes lo aceptan.
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• Reunión de Servicio

Cántico 50
Dios nos enseña a amar

10 min
. Cómo razonar con las personas (segunda parte). Análisis con el auditorio basado en el libro Benefíciese, de la página 253, párrafo 3, hasta el final de la página 254. Incluya una breve demostración en la que se apliquen uno o dos aspectos de la información.

A fin de mantener buenas relaciones con el prójimo, también nosotros debemos ser razonables. Puede que estemos convencidos de que la otra persona está en un error y dispongamos de sólidos argumentos para demostrarlo. Pero a veces es mejor no insistir. Ello no supone transigir en cuanto a las normas divinas. Quizá sea más conveniente limitarse a darle las gracias por haber expresado su opinión o dejar pasar algunas ideas erróneas sin discutirlas; así usted podrá concentrarse en los aspectos en que se logren mejores resultados. Aun si el interlocutor rechaza enérgicamente sus creencias, no pierda la calma; pregúntele por qué opina así y escúchelo con atención. De este modo comprenderá qué es lo que en realidad piensa y podrá sentar las bases para una conversación constructiva en el futuro (Pro. 16:23; 19:11).
Jehová ha dotado a los seres humanos de la capacidad de escoger, y les permite utilizarla aunque no siempre tomen las mejores decisiones. Josué, en su papel de portavoz de Dios, relató la manera como Él había tratado a Israel, tras lo cual dijo: “Ahora, si es malo a sus ojos servir a Jehová, escójanse hoy a quién quieren servir, si a los dioses a quienes sirvieron sus antepasados que estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra están morando. Pero en cuanto a mí y a mi casa, nosotros serviremos a Jehová” (Jos. 24:15). Hoy día, nuestra comisión es dar “testimonio”, y aunque lo hacemos con convicción, no tratamos de obligar a los demás a que crean nuestro mensaje (Mat. 24:14). Deben elegir, y no les negamos ese derecho.
Formule preguntas. La manera en que Jesús razonó con sus oyentes constituye un magnífico ejemplo para nosotros. Tuvo en cuenta sus antecedentes y se valió de ilustraciones que ellos entendieran con facilidad. Empleó con eficacia las preguntas, con lo cual les dio la oportunidad de expresarse y revelar lo que albergaba su corazón. Además, los estimuló a razonar sobre el asunto del que les hablaba.
Un hombre versado en la Ley inquirió: “Maestro, ¿qué he de hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús pudo haberle respondido sin más, pero, en vez de eso, lo invitó a expresarse preguntándole: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?”, interrogantes que aquel contestó correctamente. ¿Supuso esto el fin de la conversación? Ni mucho menos. Jesús dejó que el hombre siguiera hablando, y este reveló su intención de probar su propia justicia al preguntar: “¿Quién, verdaderamente, es mi prójimo?”. En lugar de darle una definición, que su interlocutor tal vez hubiera rechazado debido a la actitud hacia los gentiles y los samaritanos que imperaba entre los judíos, Jesucristo lo guió en el razonamiento con una ilustración. Le habló de un samaritano bondadoso que, en claro contraste con un sacerdote y un levita que no brindaron ningún auxilio, socorrió a un viajero al que unos salteadores habían robado y golpeado. Planteando una pregunta sencilla, Jesús se aseguró de que su oyente captara la lección. Su modo de hacer razonar confirió a la palabra “prójimo” un sentido que aquel hombre nunca había imaginado (Luc. 10:25-37). ¡Qué excelente ejemplo! En vez de decirlo todo y pensar por el amo de casa, aprenda a emplear con tacto preguntas e ilustraciones que inviten a la reflexión.
Dé razones. Al dirigirse a los presentes en una sinagoga de Tesalónica, el apóstol Pablo no se limitó a leer de una fuente respetada por su auditorio. Lucas relata que Pablo explicó y demostró lo que leía, además de señalar su aplicación. Como resultado, “algunos de ellos se hicieron creyentes y se asociaron con Pablo y con Silas” (Hech. 17:1-4).
Hacer razonar de esta manera siempre produce buenos resultados, prescindiendo de a quiénes se dirija, sean familiares, compañeros de trabajo o de clase, desconocidos a los que da testimonio, estudiantes de la Biblia o el auditorio que lo oye pronunciar un discurso en la congregación. Cuando lea un texto bíblico, es posible que su significado sea evidente para usted, pero tal vez no esté tan claro para los demás. En ese caso, tanto la explicación que dé como la aplicación que señale pudieran parecer dogmáticas. ¿No sería útil seleccionar y aclarar ciertos términos clave? ¿Convendría presentar pruebas suplementarias, extraídas quizás del contexto o de otra cita bíblica que haga alusión al tema? ¿Demostraría una ilustración que lo que dice es lógico? ¿Podría valerse de preguntas que guíen a su auditorio a las conclusiones correctas? Además de causar una impresión positiva, este planteamiento razonable deja a los oyentes mucho en lo que pensar.
CÓMO INDUCIR A RAZONAR
Al decidir cómo empezar la exposición, tenga en cuenta los antecedentes y la actitud de sus oyentes.
No contradiga toda afirmación errónea.
Exprésese con convicción, pero sin olvidar que los demás gozan de la misma libertad que usted de escoger en qué creer.
En vez de apresurarse a contestar las preguntas que le formulen, emplee ilustraciones u otras preguntas para hacer que la persona razone.
Habitúese a ayudar a los oyentes a razonar sobre los textos bíblicos explicando los términos clave, indicando la forma en que el contexto y otros versículos esclarecen su significado o empleando un ejemplo que demuestre cómo aplicarlos.
EJERCICIOS: 1) Después de predicarle a un amo de casa que tenga opiniones categóricas, analice cómo ha orientado usted la conversación. ¿Qué pruebas presentó? ¿Qué ilustración incluyó? ¿Qué preguntas planteó? ¿Cómo demostró que tenía en cuenta los antecedentes y los sentimientos de la persona? Si no le es posible hacerlo en el servicio del campo, practique con otro publicador. 2) Ensaye cómo haría razonar a alguien, sea de su misma edad o un niño, que está pensando en hacer algo indebido.
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10 min.  Necesidades locales.
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10 min.  Ideas para ofrecer las revistas en septiembre. Análisis con el auditorio. En treinta o sesenta segundos explique por qué las revistas le interesarán a la gente del territorio. A continuación, pida a los presentes que digan qué preguntas y qué textos podrían usarse al presentar los artículos de portada de La Atalaya. Haga lo mismo con la serie de portada de ¡Despertad!y, si hay tiempo, hágalo también con otro artículo de cualquiera de las dos revistas. Incluya una demostración para cada revista.

Algunas presentaciones
Cómo iniciar estudios bíblicos el primer sábado de septiembre
“Muchas personas piensan que llegará el día en que Dios los juzgará según lo que hayan hecho. ¿Cree usted que deberíamos esperar ese día de juicio con ilusión o con temor? [Permita que la persona responda.] Fíjese en lo que esta revista dice.” Entregue a la persona un ejemplar de La Atalaya del 1 de septiembre y analice con ella el primer punto de la página 16. Léale al menos uno de los textos. Ofrezca las revistas y quede en volver para examinar la respuesta a la siguiente pregunta.
La ATALAYA 1 de septiembre
“En muchos lugares del mundo, las mujeres son discriminadas y maltratadas. Lamentablemente, a veces esto se debe a ciertas creencias religiosas. ¿Piensa usted que Dios se preocupa por las mujeres? [Permita que la persona responda.] Fíjese en lo que la Biblia dice con respecto a cómo deben los hombres tratar a las mujeres [lea Efesios 5:28, 29]. Esta revista muestra el valor que tienen las mujeres para Dios.”
¡Despertad! Septiembre
“Muchos dicen que algún día la vida en este planeta desaparecerá debido a una guerra nuclear, al choque de un asteroide contra la Tierra o al cambio climático. ¿Deberíamos prestar atención a las predicciones del fin del mundo, o serán simples fantasías? [Permita que la persona responda.] La Biblia nos hace esta reconfortante promesa [lea Salmo 37:29]. Esta revista analiza varias teorías sobre el fin del mundo y muestra la lógica explicación que da la Biblia respecto al futuro de la humanidad.”

Cántico 34 
Hagamos honor a nuestro nombre
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 • Estudio de la Atalaya

Cántico 120
Jehova bendice al que escucha y obedece

Sirvamos al Dios de la libertad
“Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos.” (1 JUAN 5:3)
¿QUÉ RESPONDERÍA?¿Cómo intenta convencernos Satanás de que las normas de Dios son demasiado estrictas?
¿Por qué debemos tener muchísimo cuidado con las amistades que elegimos?
¿Qué nos ayudará a permanecer leales al Dios de la libertad?
1. ¿Cómo emplea Jehová su libertad, y qué libertad les concedió a Adán y Eva?
JEHOVÁ es el único ser del universo que disfruta de libertad absoluta. Sin embargo, no abusa de ella ni trata de monopolizarla controlando al detalle lo que hacen sus siervos. Al contrario, les ha concedido libre albedrío, es decir, libertad para tomar sus propias decisiones y satisfacer sus deseos legítimos. A Adán y Eva, por ejemplo, lo único que les prohibió fue comer del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo” (Gén. 2:17). Así pues, podían cumplir la voluntad de su Creador y, al mismo tiempo, disfrutar de una extraordinaria libertad.
2. ¿Cómo perdieron nuestros primeros padres la libertad que Dios les había concedido?
2 ¿Por qué les dio Jehová tanta libertad a nuestros primeros padres? Porque los había creado a su imagen y les había proporcionado una conciencia. Él esperaba — y con razón— que el amor que le tenían los guiara por el buen camino (Gén. 1:27; Rom. 2:15). Pero en lugar de mostrarse agradecidos y valorar la libertad que habían recibido, prefirieron hacer caso a Satanás y tomarse indebidamente la libertad de decidir por sí mismos lo que era bueno o malo. Creyeron que así serían más libres, pero se equivocaron. Lo único que lograron fue sujetarse a sí mismos y a todos sus descendientes a las cadenas del pecado, con terribles consecuencias (Rom. 5:12).
3, 4. ¿De qué trata de convencernos Satanás respecto a las normas de Dios?
3 Si Satanás consiguió que dos humanos perfectos —y un número indeterminado de ángeles— rechazaran la autoridad divina, no hay duda de que también podría engañarnos a nosotros. Su estrategia, como siempre, consiste en convencernos de que las normas de Dios son demasiado estrictas y hacen la vida aburrida (1 Juan 5:3). Si nos exponemos demasiado a este tipo de ideas, podrían empezar a afectarnos. Una hermana de 24 años que cometió inmoralidad sexual admitió: “Las malas amistades influyeron mucho en mí, sobre todo porque no me atrevía a llevarles la contraria”. ¿Verdad que muchos de nosotros también hemos sentido la presión de los amigos?
4 Es triste decirlo, pero las malas influencias a veces pueden estar dentro de la congregación. Un cristiano joven afirma: “Algunos de mis amigos salían con no Testigos. Con el tiempo me di cuenta de que, cuanto más tiempo pasaba en su compañía, más me parecía a ellos. Me debilité espiritualmente: ya no disfrutaba de las reuniones y apenas iba a predicar. Entonces comprendí que tenía que cambiar de amistades. Y así lo hice”. En efecto, las compañías pueden influir mucho en nosotros. Veamos un ejemplo bíblico que lo demuestra (Rom. 15:4).
“SIGUIÓ ROBÁNDOSE EL CORAZÓN DE LOS HOMBRES”
5, 6. a) ¿Cómo engañó Absalón a muchos israelitas? b) ¿Le salió bien la jugada a Absalón?
5 La Biblia contiene numerosos ejemplos de personas que fueron malas influencias. Uno de ellos fue Absalón, hijo del rey David. Por lo visto, era un hombre sumamente atractivo. Pero, al igual que Satanás, permitió que la ambición lo cegara y llegó al punto de codiciar algo que no le correspondía: el trono de su padre.* Con gran astucia, trató de usurpar el puesto fingiendo estar muy interesado en los israelitas e insinuándoles que la corte real no se preocupaba por ellos. Absalón se valió de la misma treta que empleó el Diablo en el jardín de Edén: presentarse como el bueno de la historia y calumniar cruelmente a su propio padre (2 Sam. 15:1-5).
6 ¿Le salió bien la jugada? Hasta cierto punto sí, pues la Biblia revela que “Absalón siguió robándose el corazón de los hombres de Israel” (2 Sam. 15:6). Sin embargo, su arrogancia lo condujo a la derrota, y tanto él como los miles de hombres a los que engañó acabaron perdiendo la vida (2 Sam. 18:7, 14-17).
{* Cuando Jehová le prometió a David que una “descendencia” futura heredaría el trono, Absalón ya había nacido. Por consiguiente, este debía de saber que Dios no lo había elegido a él como sucesor de David (2 Sam. 3:3; 7:12).}
7. ¿Qué lecciones nos enseña el relato de Absalón? (Véase la ilustración de la página 14 de la edición normal.)
7 ¿Cómo es que se dejaron embaucar tan fácilmente aquellos israelitas? Tal vez deseaban lo que Absalón les prometía, o quizá fue que se dejaron deslumbrar por su imponente presencia. Sea como fuere, una cosa es indiscutible: no eran leales a Jehová ni al rey que él designó. Hoy día, Satanás continúa valiéndose de personas que son como Absalón para tratar de ganarse el corazón de los siervos de Jehová. Algunos dicen: “Las normas de Dios son demasiado estrictas”, o: “¡Los que no sirven a Jehová sí que se divierten!”. ¿Permanecemos íntegros ante tales ideas? ¿Vemos claramente que se trata de sucias mentiras? ¿Estamos convencidos de que “la ley perfecta” de Jehová, la ley del Cristo, es la única que nos hace realmente libres? (Sant. 1:25.) Demostremos que valoramos esta ley y no caigamos en la tentación de abusar de nuestra libertad cristiana (léase 1 Pedro 2:16).
8. ¿Qué casos reales demuestran que desobedecer a Jehová no produce ninguna felicidad?
8 Satanás tiene en su punto de mira particularmente a los jóvenes. Un hermano que ya ha cumplido los 30 años admite: “De adolescente pensaba que las normas morales de Jehová no me protegían, sino que me quitaban libertad”. Como resultado, cometió inmoralidad sexual. ¿Fue más feliz así? Todo lo contrario. Él mismo comenta: “Durante años me sentí muy culpable, y la conciencia no dejaba de remorderme”. Por su parte, una hermana relata lo siguiente al recordar su adolescencia: “Tras cometer inmoralidad, te sientes triste y vacía. Han pasado diecinueve años, pero sigo sin librarme de los malos recuerdos”. Y otra hermana cuenta: “Cuando comprendí que mi comportamiento le había hecho tanto daño a la gente que amo, me sentí mental, espiritual y emocionalmente destrozada. Es horrible vivir sin el favor de Jehová”. Joven, no dejes que Satanás te engañe: antes de actuar, piensa siempre en las consecuencias.
9. a) ¿Qué debemos preguntarnos sobre Jehová y sobre sus leyes y principios? b) ¿Por qué es importante conocer bien a Dios?
9 Es una pena que tantos cristianos jóvenes —y otros no tan jóvenes— hayan tenido que aprender por las malas que ceder a los malos deseos acarrea terribles consecuencias (Gál. 6:7, 8). Cada uno de nosotros debe preguntarse: “¿Soy capaz de identificar las crueles artimañas con las que Satanás trata de embaucarme? ¿Considero a Jehová mi mejor amigo y confío en que siempre dice la verdad y solo busca lo mejor para mí? ¿Tengo la certeza de que él jamás me negaría algo que pudiera beneficiarme y hacerme feliz?” (léase Isaí as 48:17, 18). Si queremos responder con un rotundo sí, no basta con conocer a Jehová superficialmente. Hay que conocerlo en profundidad y admitir que él ha establecido leyes y principios porque nos ama, no porque quiera restringir nuestra libertad (Sal. 25:14).
PIDÁMOSLE A JEHOVÁ UN CORAZÓN SABIO Y OBEDIENTE
10. ¿Por qué debemos esforzarnos por imitar al rey Salomón cuando era joven?
10 Siendo todavía joven, Salomón le dirigió a Dios una humilde oración en la que admitió: “No soy más que un muchachito. No sé cómo salir ni cómo entrar”. Luego le pidió un corazón sabio y obediente (1 Rey. 3:7-9, 12). Jehová respondió su sincero ruego. Y lo mismo hará por nosotros sin importar nuestra edad. Claro está, no nos dará conocimiento y sabiduría sobrenaturales. Pero sí nos hará sabios si estudiamos la Biblia con detenimiento, le pedimos su espíritu santo y aprovechamos bien los recursos espirituales que nos proporciona mediante la congregación cristiana (Sant. 1:5). Recordemos que Jehová se vale de estos medios para lograr que sus siervos jóvenes sean más sabios que quienes no hacen caso de sus consejos, incluidos “los sabios e intelectuales” de este mundo (Luc. 10:21; léase Salmo 119:98-100).
11-13. a) ¿Qué valiosas lecciones nos enseñan Salmo 26:4, Proverbios 13:20 y 1 Corintios 15:33? b) ¿Cómo aplicaríamos estos principios bíblicos en nuestra vida?
11 Como vemos, para conocer bien a Jehová es imprescindible estudiar la Biblia y reflexionar en lo que leemos. Para ilustrarlo, analicemos varios versículos que contienen importantes principios sobre las amistades. Salmo 26:4 dice: “No me he sentado con hombres de falsedad; ni entro con los que esconden lo que son”. En Proverbios 13:20 leemos: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal”. Y 1 Corintios 15:33 afirma: “Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”.
12 Estos versículos nos enseñan lecciones muy valiosas. Primero, que Jehová quiere que elijamos bien nuestros amigos, pues desea protegernos moral y espiritualmente. Y segundo, que es inevitable que nuestras amistades influyan en nosotros, para bien o para mal. Por otro lado, la forma en que estos pasajes están redactados revela que Jehová pretende apelar a nuestros sentimientos. ¿En qué sentido? Notemos que no se trata de mandatos que nos dicen “No hagas esto o aquello”, sino de afirmaciones directas que exponen claras verdades. Es como si Jehová nos dijera: “Las cosas son así y así. Y ahora, ¿qué vas a hacer? ¿Qué hay en tu corazón?”.
13 Además, gracias a que los versículos están redactados como dichos, o sentencias, son válidos en cualquier época y para muchas situaciones. Por ejemplo, preguntémonos: “¿Cómo puedo evitar hacerme amigo de ‘los que esconden lo que son’? ¿Qué situaciones me llevarían a relacionarme con ellos? (Pro. 3:32; 6:12.) ¿Quiénes son las ‘personas sabias’ que Jehová me recomienda como amigos, y quiénes son ‘los estúpidos’? (Sal. 111:10; 112:1; Pro. 1:7.) ¿Cuáles son los ‘hábitos útiles’ que echaré a perder si me junto con quien no debo? ¿Las malas compañías están únicamente en el mundo? (2 Ped. 2:1-3.)”. Conviene que meditemos en las respuestas.
14. ¿Cómo podemos enriquecer nuestra Noche de Adoración en Familia?
14 Podemos realizar una meditación similar valiéndonos de otros pasajes que revelen el parecer de Jehová sobre asuntos que nos interesen a nosotros o a nuestra familia.* De hecho, los padres harían bien en examinar estos temas en su Noche de Adoración en Familia, recordando que su objetivo es ayudar a cada miembro de su familia a comprender que las leyes y principios divinos son un reflejo del gran amor de Dios (Sal. 119:72). Así toda la familia se sentirá más unida y más cerca de Jehová.
{* Dos buenas opciones son 1 Corintios 13:4-8, donde Pablo define el amor, y Salmo 19:7-11, donde se enumeran los beneficios de obedecer las leyes de Jehová.}
15. ¿Cómo sabemos si estamos cultivando un corazón sabio y obediente?
15 ¿Cómo sabemos si estamos cultivando un corazón sabio y obediente? Una manera es comparando nuestro modo de pensar con el de los fieles de la antigüedad. Por ejemplo, el rey David escribió: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu ley estádentro de mis entrañas” (Sal. 40:8). Y el escritor del Salmo 119 exclamó: “¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día ella es mi interés intenso” (Sal. 119:97). Un amor así no crece solo: es fruto del estudio concienzudo, la oración y la meditación, así como de la experiencia personal, es decir, de ver las bendiciones que uno recibe cuando obedece las normas divinas (Sal. 34:8).
LUCHEMOS POR NUESTRA LIBERTAD CRISTIANA
16. ¿Qué debemos recordar a fin de ganar en nuestra batalla por ser realmente libres?
16 A lo largo de la historia, muchas naciones han librado crueles guerras en nombre de la libertad. ¡Cuánto más debemos nosotros luchar espiritualmente por nuestra libertad cristiana! Recordemos que no solo nos enfrentamos a Satanás, el mundo y su nocivo espíritu, sino también a nuestras imperfecciones y a nuestro corazón, que es muy traicionero (Jer. 17:9; Efe. 2:3). Pero con la ayuda de Jehová podemos vencer. Y cada victoria que obtengamos, sea grande o pequeña, nos reportará al menos dos beneficios. Primero, haremos feliz a Jehová (Pro. 27:11). Y segundo, al ir sintiendo el poder liberador de “la ley perfecta que pertenece a la libertad”, estaremos cada vez más resueltos a permanecer en el camino estrecho que conduce a la vida eterna. Al final disfrutaremos de una libertad todavía mayor: la que Jehová les tiene preparada a sus siervos leales (Sant. 1:25; Mat. 7:13, 14).
17. Si cometemos un error, ¿por qué no debemos derrumbarnos, y qué ayuda nos da Jehová?
17 Por supuesto, todos cometemos errores en un momento u otro de nuestra vida (Ecl. 7:20). Cuando nos suceda, no nos derrumbemos ni pensemos que no valemos nada. Si caemos, levantémonos y sigamos caminando, aunque para ello necesitemos pedirles ayuda a los ancianos. Santiago aseguró que “la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También, si hubiera cometido pecados, se le perdonará” (Sant. 5:15). Jamás olvidemos que Jehová es muy compasivo y que él nos trajo a la congregación porque vio algo bueno en nuestro interior (léase Salmo 103:8, 9). Así pues, mientras nos esforcemos de todo corazón por serle fieles, él nunca nos abandonará (1 Cró. 28:9).
18. En armonía con la oración de Jesús que se halla en Juan 17:15, ¿qué debemos hacer para que Jehová nos proteja?
18 La noche antes de morir, Jesús le dirigió a Jehová esta inolvidable petición a favor de sus once apóstoles fieles: “Te solicito [...] que los vigiles a causa del inicuo” (Juan 17:15). Hoy día, Cristo siente ese mismo interés por todos sus discípulos. Por eso, podemos tener plena confianza en que Dios responderá la oración de Jesús protegiéndonos en estos tiempos tan difíciles. La Biblia garantiza: “Para los que andan en integridad él es un escudo, [...] y él guardará el mismísimo camino de los que le son leales” (Pro. 2:7, 8). Hay que admitir que ser íntegro no siempre es fácil, pero es el único camino que nos lleva a la vida eterna y a la verdadera libertad (Rom. 8:21). ¡Que nadie nos saque de él!

Textos del estudio de la Atalaya
1
(Génesis 2:17) Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás”.
2
(Génesis 1:27) Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó.

(Romanos 2:15) Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.

(Romanos 5:12) Por eso, así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.
3
(1 Juan 5:3) Pues esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos,

4
(Romanos 15:4) Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.
5
(2 Samuel 15:1-5) Y después de tales cosas aconteció que Absalón mandó a hacerse un carro, con caballos y con cincuenta hombres que corrían delante de él. 2 Y Absalón se levantaba temprano y se paraba al lado del camino [que conducía] a la puerta. Y acontecía que, cuando cualquier hombre tenía una causa judicial por la cual hubiera de ir al rey a juicio, entonces Absalón lo llamaba y decía: “¿De qué ciudad eres tú?”, y él decía: “De una de las tribus de Israel es tu siervo”. 3 Y Absalón le decía: “Mira, tus asuntos son buenos y rectos; pero no hay nadie de parte del rey que te dé audiencia”. 4 Y Absalón decía además: “¡Oh, que yo fuera nombrado juez en el país, para que a mí viniera todo hombre que tenga una causa judicial o juicio! Entonces ciertamente le haría justicia”. 5 También sucedía que, cuando se acercaba un hombre para inclinarse ante él, alargaba la mano y lo asía y lo besaba.
6
(2 Samuel 15:6) Y Absalón siguió haciendo una cosa como esta a todos los israelitas que venían al rey a juicio; y Absalón siguió robándose el corazón de los hombres de Israel.

(2 Samuel 18:7) Por fin la gente de Israel fue derrotada allí delante de los siervos de David, y la matanza allí resultó grande en aquel día: de veinte mil hombres.

(2 Samuel 18:14-17) A lo cual dijo Joab: “¡No me detenga yo así delante de ti!”. Con eso, tomó tres dardos en la palma de la mano y procedió a clavarlos en el corazón de Absalón mientras este todavía estaba vivo en el corazón del árbol grande. 15 Entonces diez servidores que llevaban las armas de Joab fueron alrededor e hirieron a Absalón, para darle muerte. 16 Ahora Joab tocó el cuerno, para que la gente se volviera de correr tras Israel; porque Joab había retenido a la gente. 17 Por fin tomaron a Absalón y lo arrojaron en el bosque en un hueco grande y alzaron sobre él un montón de piedras muy grande. En cuanto a todo Israel, cada cual huyó a su hogar.
7
(Santiago 1:25) Pero el que mira con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad, y persiste en [ella], este, por cuanto se ha hecho, no un oidor olvidadizo, sino un hacedor de la obra, será feliz al hacer[la].

(1 Pedro 2:16) Sean como personas libres, y, sin embargo, tengan su libertad, no como disfraz para la maldad, sino como esclavos de Dios.

9
(Gálatas 6:7, 8) No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; 8 porque el que esté sembrando con miras a su carne, segará de su carne la corrupción; pero el que esté sembrando con miras al espíritu, segará del espíritu vida eterna.

(Isaías 48:17, 18) Esto es lo que ha dicho Jehová, tu Recomprador, el Santo de Israel: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar. 18 ¡Oh, si realmente prestaras atención a mis mandamientos! Entonces tu paz llegaría a ser justamente como un río, y tu justicia como las olas del mar.

(Salmo 25:14) La intimidad con Jehová pertenece a los que le temen, también su pacto, para hacer que lo conozcan.
10
(1 Reyes 3:7-9) Y ahora, Jehová mi Dios, tú mismo has hecho rey a tu siervo en el lugar de David mi padre, y no soy más que un muchachito. No sé cómo salir ni cómo entrar. 8 Y tu siervo está en medio de tu pueblo que tú has escogido, un pueblo cuantioso que no se puede numerar ni contar por su multitud. 9 Y tienes que dar a tu siervo un corazón obediente para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién es capaz de juzgar a este difícil pueblo tuyo?”.

(1 Reyes 3:12) ¡mira!, ciertamente haré conforme a tus palabras. ¡Mira! Ciertamente te daré un corazón sabio y entendido, de modo que no haya resultado haber ninguno como tú antes de ti, y después de ti no se levantará ninguno como tú.

(Santiago 1:5) Por lo tanto, si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos, y sin echar en cara; y le será dada.

(Lucas 10:21) En aquella misma hora se llenó de gran gozo en el espíritu santo, y dijo: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido cuidadosamente estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos. Sí, oh Padre, porque el hacerlo así vino a ser la manera aprobada por ti.

(Salmo 119:98-100) Tu mandamiento me hace más sabio que mis enemigos, porque hasta tiempo indefinido es mío.  99 He llegado a tener más perspicacia que todos mis maestros, porque tus recordatorios me son de interés intenso. 100 Me porto con más entendimiento que hombres de más edad, porque he observado tus propias órdenes.
13
(Proverbios 3:32) Porque el sinuoso es cosa detestable a Jehová, pero Él tiene intimidad con los rectos.

(Proverbios 6:12) Un hombre que para nada sirve, un hombre de nocividad, está andando con tortuosidad de habla,

(Salmo 111:10) El temor de Jehová es el principio de la sabiduría. Todos los que las ponen por obra tienen buena perspicacia. Su alabanza subsiste para siempre.

(Salmo 112:1)  ¡Alaben a Jah! Feliz es el hombre que teme a Jehová, en cuyos mandamientos se ha deleitado muchísimo.

(Proverbios 1:7) El temor de Jehová es el principio del conocimiento. La sabiduría y la disciplina son lo que han despreciado los que simplemente son tontos.

(2 Pedro 2:1-3) Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada. 2 Además, muchos seguirán los actos de conducta relajada de ellos y por causa de estos se hablará injuriosamente del camino de la verdad. 3 También, con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas. Pero en cuanto a ellos, el juicio desde lo antiguo no se mueve lentamente, y la destrucción de ellos no dormita.

14
(Salmo 119:97) ¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día ella es mi interés intenso.

15
(Salmo 40:8) En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu ley está dentro de mis entrañas.

(Salmo 34:8) Gusten y vean que Jehová es bueno; feliz es el hombre físicamente capacitado que se refugia en él.
16
(Jeremías 17:9) ”El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo?

(Efesios 2:3) Sí, entre ellos todos nosotros en un tiempo nos comportamos en armonía con los deseos de nuestra carne, y hacíamos las cosas que eran la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos naturalmente hijos de la ira así como los demás.

(Proverbios 27:11) Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio.

(Santiago 1:25) Pero el que mira con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad, y persiste en [ella], este, por cuanto se ha hecho, no un oidor olvidadizo, sino un hacedor de la obra, será feliz al hacer[la].

(Mateo 7:13, 14) ”Entren por la puerta angosta; porque ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; 14 mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan.
17
(Eclesiastés 7:20) Pues no hay en la tierra hombre justo que siga haciendo el bien y no peque.

(Santiago 5:15) Y la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También, si hubiera cometido pecados, se le perdonará.

(Salmo 103:8, 9) Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa.  9 No por todo tiempo seguirá señalando faltas, ni hasta tiempo indefinido se quedará resentido.

(1 Crónicas 28:9) ”Y tú, Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón completo y con alma deleitosa; porque todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo. Si tú lo buscas, él se dejará hallar de ti; pero si lo dejas, él te desechará para siempre.
18
(Juan 17:15) ”Te solicito, no que los saques del mundo, sino que los vigiles a causa del inicuo.

(Proverbios 2:7, 8) Y para los rectos atesorará sabiduría práctica; para los que andan en integridad él es un escudo, 8 mediante la observación de las sendas del juicio, y él guardará el mismísimo camino de los que le son leales.

(Romanos 8:21) de que la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

Cántico 129
Aferremonos a nuestra esperanza
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Muchas Gracias a los Hermanos
CARL-FRANCO, 
Luis y Erica

PFC777

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