Estudio Bíblico de Congregación
Cántico 104
(jr cap. 3 párrs. 13-19.) (30 minutos)
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(Jeremías 7:2) “Ponte de pie en la puerta de la casa de Jehová, y tienes que proclamar allí esta palabra, y tienes que decir: ‘Oigan la palabra de Jehová, todos ustedes los de Judá, que están entrando en estas puertas para inclinarse ante Jehová.
(Jeremías 17:19, 20) Esto es lo que me ha dicho Jehová: “Ve, y tienes que estar de pie en la puerta de los hijos del pueblo por la cual entran los reyes de Judá y por la cual salen, y en todas las puertas de Jerusalén. 20 Y tienes que decirles: ‘Oigan la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo Judá, y todos ustedes los habitantes de Jerusalén, que están entrando por estas puertas.
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(Jeremías 36:5-8) Entonces Jeremías dio orden a Baruc, y dijo: “Estoy encerrado. No puedo entrar en la casa de Jehová. 6 Y tú mismo tienes que entrar y leer en voz alta, del rollo que has escrito de mi boca, las palabras de Jehová a oídos del pueblo, en la casa de Jehová, en el día de ayuno; y también a oídos de [los de] todo Judá que estén viniendo de sus ciudades debes leerlas en voz alta. 7 Quizás su petición de favor caiga delante de Jehová y se vuelvan ellos, cada uno, de su camino malo, porque grande es la cólera y la furia que Jehová ha hablado contra este pueblo”. 8 Y Baruc hijo de Nerías procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Jeremías el profeta, leer en voz alta del libro las palabras de Jehová en la casa de Jehová.
(Mateo 5:37) Simplemente signifique su palabra Sí, Sí, su No, No; porque lo que excede de esto proviene del inicuo.
(1 Corintios 14:33) Porque Dios no es [Dios] de desorden, sino de paz. Como en todas las congregaciones de los santos,
(1 Corintios 14:40) Pero que todas las cosas se efectúen decentemente y por arreglo.
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(Jeremías 29:1-4) Y estas son las palabras de la carta que Jeremías el profeta envió desde Jerusalén al remanente de los ancianos de los desterrados y a los sacerdotes y a los profetas y a todo el pueblo, a quienes
Nabucodonosor había llevado al destierro desde Jerusalén a Babilonia, 2 después que Jeconías el rey, y la dama, y los oficiales de la corte —los príncipes de Judá y Jerusalén— y los artífices y los constructores de baluartes hubieron salido de Jerusalén. 3 Fue por la mano de Elasá hijo de Safán y de Guemarías hijo de Hilquías, a quienes Sedequías el rey de Judá envió a Babilonia a Nabucodonosor el rey de Babilonia, diciendo: 4 “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, a todos los desterrados, a quienes he hecho ir al destierro de Jerusalén a Babilonia:
(Jeremías 29:10) “Porque esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Conforme se cumplan setenta años en Babilonia yo dirigiré mi atención a ustedes, y ciertamente estableceré para con ustedes mi buena palabra trayéndolos de vuelta a este lugar’.
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(Lamentaciones 3:31-33) Porque Jehová no seguirá desechando hasta tiempo indefinido. 32 Porque aunque haya causado desconsuelo, también ciertamente mostrará misericordia conforme a la abundancia de su bondad amorosa. 33 Porque no de su propio corazón ha afligido ni desconsuela a los hijos de los hombres.
(Jeremías 24:6) Y ciertamente fijaré mi ojo sobre ellos de buena manera, y de seguro haré que regresen a esta tierra. Y ciertamente los edificaré, y no demoleré; y ciertamente los plantaré, y no desarraigaré.
(Jeremías 26:3) Quizás escuchen y se vuelvan, cada uno de su camino malo, y yo tenga que sentir pesar por la calamidad que estoy pensando ejecutar sobre ellos a causa de la maldad de sus tratos.
(Jeremías 31:17) ”‘Y existe una esperanza para tu futuro —es la expresión de Jehová—, y los hijos ciertamente volverán a su propio territorio’”.
(Jeremías 35:15) Y seguí enviándoles todos mis siervos los profetas, madrugando y enviándo[los], diciendo: ‘Vuélvanse, por favor, cada uno de su camino malo, y hagan buenos sus tratos, y no anden tras otros dioses para servirles. Y sigan morando en el suelo que les he dado a ustedes y a sus antepasados’. Pero ustedes no inclinaron su oído, ni me escucharon.
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(Lamentaciones 2:11) Se me han acabado los ojos en puras lágrimas. Mis intestinos se hallan en agitación. Mi hígado ha sido derramado a la misma tierra, a causa del estallido de la hija de mi pueblo, a causa del desmayo de niño y lactante en las plazas públicas del pueblo.
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Escuela del Ministerio Teocrático
Lectura de la Biblia: Mateo 1, 2, 3, 4, 5, 6 | Puntos sobresalientes (10 min.)
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Puntos sobresalientes del libro de Mateo
LA PRIMERA persona que escribió un emocionante relato de la vida y el ministerio de Jesús fue uno de sus colaboradores más íntimos, Mateo, quien había sido recaudador de impuestos. El Evangelio de Mateo, escrito originalmente en hebreo y traducido después al griego, data de alrededor del año 41 de nuestra era y sirve de puente entre las Escrituras Hebreas y las Escrituras Griegas Cristianas.
Este interesante Evangelio, que según parece estaba dirigido en principio a los judíos, presenta a Jesús como el Mesías prometido, el Hijo de Dios. Si prestamos cuidadosa atención a su mensaje, fortaleceremos nuestra fe en el Dios verdadero, en Jesús y en las promesas divinas (Heb. 4:12).
“EL REINO DE LOS CIELOS SE HA ACERCADO”
(Mat. 1:1–20:34)
Mateo se propone destacar el tema del Reino y las enseñanzas de Jesús, razón por la que no expone los sucesos en estricto orden cronológico. Por ejemplo, el Sermón del Monte aparece en los primeros capítulos del libro, aunque Jesús lo pronunció hacia la mitad de su ministerio.
A lo largo de su ministerio en Galilea, Jesús realiza milagros, da instrucciones para la predicación a los doce apóstoles, denuncia a los fariseos y relata ilustraciones relacionadas con el Reino. Luego sale de Galilea y llega a “los términos de Judea al otro lado del Jordán” (Mat. 19:1). En el camino les dice a sus discípulos: “¡Miren! Subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será [...] condena[do] a muerte, [...] y al tercer día será levantado” (Mat. 20:18, 19).
Respuestas a preguntas bíblicas:
(Mateo 3:16) Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron, y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él.
¿En qué sentido “se abrieron” los cielos cuando se bautizó Jesús? Esa expresión parece indicar que recuperó los recuerdos de su existencia prehumana en los cielos.
(Mateo 5:21, 22) ”Oyeron que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes asesinar; pero quienquiera que cometa un asesinato será responsable al tribunal de justicia’. 22 Sin embargo, yo les digo que todo el que continúe airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia; pero quienquiera que se dirija a su hermano con una palabra execrable de desdén será responsable al Tribunal Supremo; mientras que quienquiera que diga: ‘¡Despreciable necio!’, estará expuesto al Gehena de fuego.
¿Constituye un pecado más grave dar rienda suelta a la furia que simplemente abrigarla? Jesús indicó que si una persona estaba furiosa con su hermano, cometía un pecado grave. No obstante, si expresaba su furia dirigiéndole a este una palabra despectiva, el pecado era aún más grave, por lo que tendría que responder ante el “Tribunal Supremo”, y no solo ante un tribunal local.
(Mateo 5:48) Ustedes, en efecto, tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.
¿De verdad es posible ser “perfectos, como [nuestro] Padre celestial es perfecto”? Sí, en cierto sentido. En ese momento, Jesús estaba hablando del amor, y lo que les dijo a sus oyentes fue que debían ser perfectos o completos en su manifestación de amor, a imitación de su Padre celestial (Mat. 5:43-47). ¿Cómo lo lograrían? Amando también a sus enemigos.
(Mateo 5:43-47) ”Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo’. 44 Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; 45 para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen? ¿No hacen también la misma cosa los recaudadores de impuestos? 47 Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué cosa extraordinaria hacen? ¿No hace la misma cosa también la gente de las naciones?
Lecciones para nosotros:
(Mateo 4:1-10) Entonces Jesús fue conducido por el espíritu al desierto para ser tentado por el Diablo. 2 Después que hubo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, entonces sintió hambre. 3 También, el Tentador vino y le dijo: “Si eres hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en panes”. 4 Pero en respuesta él dijo: “Está escrito: ‘No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová’”. 5 Entonces el Diablo lo llevó consigo a la ciudad santa, y lo apostó sobre el almenaje del templo 6 y le dijo: “Si eres hijo de Dios, arrójate abajo; porque está escrito: ‘A sus ángeles dará encargo acerca de ti, y te llevarán en sus manos, para que nunca des con tu pie contra una piedra’”. 7 Jesús le dijo: “Otra vez está escrito: ‘No debes poner a prueba a Jehová tu Dios’”. 8 De nuevo el Diablo lo llevó consigo a una montaña excepcionalmente alta, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, 9 y le dijo: “Todas estas cosas te las daré si caes y me rindes un acto de adoración”. 10 Entonces Jesús le dijo: “¡Vete, Satanás! Porque está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado’”.
Este relato nos enseña que Satanás no es la cualidad abstracta del mal, sino una persona real. Él nos tienta mediante “el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno”. Pero si aplicamos los principios bíblicos, nos mantendremos fieles a Dios (1 Juan 2:16).
Mateo 5:1–7:29. Tengamos conciencia de nuestra necesidad espiritual. Seamos pacíficos.
Despidamos de la mente todo pensamiento inmoral.
Cumplamos nuestra palabra.
Al orar, demos prioridad a los asuntos espirituales, y no a los materiales. Seamos ricos para con Dios.
Busquemos primero el Reino y la justicia de Dios.
No juzguemos a los demás.
Hagamos la voluntad de Dios.
¡Cuántas lecciones prácticas contiene el Sermón del Monte!
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Núm. 1: Mateo 5:21-32
(Mateo 5:21-32) ”Oyeron que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes asesinar; pero quienquiera que cometa un asesinato será responsable al tribunal de justicia’.22 Sin embargo, yo les digo que todo el que continúe airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia; pero quienquiera que se dirija a su hermano con una palabra execrable de desdén será responsable al Tribunal Supremo; mientras que quienquiera que diga: ‘¡Despreciable necio!’, estará expuesto al Gehena de fuego.23 ”Por eso, si estás llevando tu dádiva al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu dádiva allí enfrente del altar, y vete; primero haz las paces con tu hermano, y luego, cuando hayas vuelto, ofrece tu dádiva. 25 ”Ocúpate en arreglar prestamente los asuntos con el que se queja contra ti en juicio, mientras estás con él en camino hacia allá, no sea que el querellante te entregue al juez, y el juez al servidor del tribunal, y seas echado en prisión. 26 Te digo en verdad: De seguro no saldrás de allí hasta que hayas pagado la última moneda de ínfimo valor. 27 ”Oyeron ustedes que se dijo: ‘No debes cometer adulterio’. 28 Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. 29 Ahora bien, si ese ojo derecho tuyo te está haciendo tropezar, arráncalo y échalo de ti. Porque más provechoso te es que uno de tus miembros se pierda y no que todo tu cuerpo sea arrojado en el Gehena.30 También, si tu mano derecha te está haciendo tropezar, córtala y échala de ti. Porque más provechoso te es que uno de tus miembros se pierda y no que todo tu cuerpo vaya a parar al Gehena. 31 ”Además se dijo: ‘Cualquiera que se divorcie de su esposa, déle un certificado de divorcio’. 32 Sin embargo, yo les digo que todo el que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, la expone al adulterio, y cualquiera que se case con una divorciada comete adulterio.
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Núm. 2: ¿Qué podría hacer que las oraciones de alguien no fueran aceptas a Dios? (rs pág. 271 párr. 2–pág. 272 párr. 1)
¿Qué podría hacer que las oraciones de alguien no fueran aceptas a Dios?
Núm. 2: ¿Qué podría hacer que las oraciones de alguien no fueran aceptas a Dios? (rs pág. 271 párr. 2–pág. 272 párr. 1)
¿Qué podría hacer que las oraciones de alguien no fueran aceptas a Dios?
Mat. 6:5: “Cuando oren ustedes, no deben ser como los hipócritas; porque a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de los caminos anchos para ser vistos de los hombres. Verdaderamente les digo a ustedes: Ellos ya disfrutan de su galardón completo.” (Véase también Lucas 18:9-14.)
Mat. 6:7: “Al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír.”
Pro. 28:9: “El que está apartando su oído de oír la ley [de Dios]... hasta su oración es cosa detestable.”
Miq. 3:4: “En aquel tiempo clamarán a Jehová por socorro, pero él no les responderá. Y él ocultará de ellos su rostro en aquel tiempo, según como cometieron maldad en sus tratos.”
Sant. 4:3: “Sí piden, y sin embargo no reciben, porque piden con un propósito malo, para gastarlo en los deseos vehementes que tienen de placer sensual.”
Isa. 42:8, LT; Mat. 4:10, EMN (1980): “¡Yo soy el Señor [“Yahvéh”, BJ; “Jehová”, NM], éste es mi Nombre! No cederé mi gloria a ningún otro ni mi alabanza a los ídolos.” “Al Señor tu Dios [“a Jehová tu Dios”, NM] adorarás y a Él solo servirás.” (También Salmo 115:4-8, o 113:12-16 en la traducción TA.) (La oración es una forma de adoración. Si uno ora ante ídolos o imágenes talladas, ¿le agradará eso a Dios?)
Isa. 8:19: “En caso de que les digan a ustedes: ‘Recurran a los mediums espiritistas o a los que tienen espíritu de predicción que están chirriando y profiriendo expresiones en tonos bajos’, ¿no es a su Dios a quien debe recurrir cualquier pueblo? ¿Debe recurrirse a personas muertas en pro de personas vivas?”
Sant. 1:6, 7: “Que siga pidiendo en fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a una ola del mar impelida por el viento y aventada de una parte a otra. De hecho, no vaya a figurarse ese hombre que recibirá cosa alguna de Jehová.”
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Núm. 3: ¿Qué significa tener a Jehová como herencia? (Núm. 18:20)
Núm. 3: ¿Qué significa tener a Jehová como herencia? (Núm. 18:20)
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Jehová es nuestra herencia
“Yo soy la parte que te corresponde, y tu herencia, en medio de los hijos de Israel.” (NÚM. 18:20)
UNA vez que Israel conquistó gran parte de la Tierra Prometida, llegó el momento de repartirla. De ello se encargaron Josué, el sumo sacerdote Eleazar y los cabezas de las tribus (Núm. 34:13-29). Ellos le asignaron una porción a cada tribu, pero no le entregaron ninguna a la de Leví (Jos. 14:1-5). ¿Por qué no? ¿Será que la pasaron por alto? ¿O acaso no le correspondía ninguna parte o herencia?
2 En realidad, Jehová no tenía ninguna intención de abandonar a los levitas. De hecho, él mismo le había asegurado a Aarón como representante de esta tribu: “Yo soy la parte que te corresponde, y tu herencia, en medio de los hijos de Israel” (Núm. 18:20). ¡Qué palabras tan profundas! ¿Cómo nos sentiríamos nosotros si Dios nos prometiera algo así? Tal vez nos preguntáramos: “¿Soy yo digno de recibir como herencia al Todopoderoso? ¿Es posible que, a pesar de nuestra imperfección, los cristianos gocemos de semejante privilegio?”. Sin duda, son preguntas muy importantes, ya que están muy relacionadas con cada uno de nosotros y nuestros seres queridos. Así pues, comenzaremos explicando qué significa tener a Jehová como herencia. Luego veremos en qué sentido puede ser él nuestra propia herencia, sea que esperemos vivir en el cielo o en la Tierra.
Jehová cuida a la tribu de Leví
3 Antes de la Ley mosaica, cada cabeza de familia se encargaba de las labores sacerdotales. Pero cuando se instituyó la Ley, estas funciones quedaron reservadas a la tribu de Leví, cuyos hombres se dedicarían exclusivamente a trabajar como sacerdotes o ayudantes de estos. ¿Cómo se llegó a este sistema? Recordemos que, cuando Jehová dio muerte a los primogénitos varones de Egipto, explicó que había santificado a los primogénitos de Israel, es decir, los había convertido en propiedad suya a fin de que le sirvieran. Sin embargo, más tarde decidió utilizar a los levitas “en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel”. Eso sí, como el número total de primogénitos resultó ser mayor que el de levitas, mandó pagar un rescate para compensar la diferencia (Núm. 3:11-13, 41, 46, 47). A partir de entonces, la tribu de Leví comenzó su servicio sagrado en la nación.
4 Como vimos, la tribu de Leví no obtuvo ningún terreno; más bien, la “herencia” que le correspondió fue un valiosísimo servicio: “el sacerdocio de Jehová” (Jos. 18:7). Por eso él le dijo en Números 18:20: “Yo soy la parte que te corresponde”. Ahora bien, ¿estaban condenados los levitas a vivir en la pobreza por no poseer campos? El contexto muestra que no (léase Números 18:19, 21, 24). “En cambio por su servicio”, las familias de la nación les entregaban “toda décima parte en Israel como herencia”, es decir, un diez por ciento de las cosechas y de los animales que nacían. A su vez, los levitas reservaban la décima parte de lo que recibían —lo más selecto— para dársela a los sacerdotes (Núm. 18:25-29). Estos últimos también recibían “todas las contribuciones santas” que los israelitas llevaban al santuario. Sin duda, los sacerdotes podían confiar plenamente en que Jehová cubriría sus necesidades.
(Números 18:19) Todas las contribuciones santas, que los hijos de Israel contribuirán a Jehová, se las he dado a ti y tus hijos y tus hijas contigo, como una porción asignada hasta tiempo indefinido. Es un pacto de sal hasta tiempo indefinido delante de Jehová para ti y para tu prole contigo”.
(Números 18:21) ”Y a los hijos de Leví, ¡mira!, he dado toda décima parte en Israel como herencia, en cambio por su servicio que ellos están efectuando, el servicio de la tienda de reunión.
(Números 18:24) Porque la décima parte de los hijos de Israel, que ellos contribuirán a Jehová como contribución, la he dado a los levitas como herencia. Por eso les he dicho: ‘En medio de los hijos de Israel ellos no deben conseguir posesión de una herencia’”.
5 Según parece, la Ley mosaica mandaba que todas las familias reservaran otra décima parte de sus ganancias para su propio sustento y disfrute durante las asambleas anuales (Deu. 14:22-27). No obstante, en algunas ocasiones —al final del tercer y sexto año del ciclo sabático de siete años— debían utilizar este segundo diezmo para ayudar a los pobres y los levitas. ¿Por qué se beneficiaban también los levitas? Porque ellos no tenían ni “participación ni herencia” en Israel (Deu. 14:28, 29).
6 Si los levitas no heredaron ninguna tierra, ¿dónde vivían? Jehová cuidó de ellos, pues les asignó ciertas ciudades y campos adyacentes. En total, disponían de 48 poblaciones —entre ellas, las seis ciudades de refugio— donde residían cuando no estaban trabajando en el santuario (Núm. 35:6-8). Es evidente que Dios atendía con creces las necesidades de quienes se dedicaban por completo a su servicio. ¿Cómo podían demostrar ellos que realmente veían a Jehová como su herencia? Confiando en que él tenía la capacidad y el deseo de cuidarlos.
7 A veces había israelitas que no pagaban el diezmo. Aunque tal negligencia no era castigada por la Ley mosaica, perjudicaba a todos los levitas, incluidos los sacerdotes. Eso fue lo que les ocurrió en tiempos de Nehemías. Como consecuencia, se vieron obligados a trabajar en sus campos y descuidaron su servicio sagrado(léase Nehemías 13:10). Los miembros de la tribu de Leví dependían para su sustento de que el resto de la nación fuera obediente. Sin duda, necesitaban demostrar confianza en Jehová y en el medio que había establecido para cuidarlos.
(Nehemías 13:10) Y llegué a enterarme de que las mismísimas porciones de los levitas no se [les] habían dado, de modo que los levitas y los cantores que hacían la obra se fueron huyendo, cada uno a su propio campo.
Levitas que tuvieron a Jehová como herencia personal
8 Aunque la tribu de Leví en general tenía a Jehová como la herencia que le correspondía, algunos de sus miembros usaron a título individual la expresión “Jehová es la parte que me corresponde”, manifestando así su devoción y confianza en Dios (Lam. 3:24). Entre ellos figura el compositor del Salmo 73, Asaf. Así se llamaba uno de los encargados de dirigir a los cantores levitas en tiempos del rey David, si bien es posible que el nombre se refiera aquí a algún descendiente suyo que servía de cantante y compositor (1 Cró. 6:31-43). Sea quien fuere el escritor de este salmo, lo cierto es que se sentía desconcertado al ver que a los malvados les iba bien en la vida. Cegado por la envidia, llegó a afirmar: “En vano he limpiado mi corazón y lavo mis manos en la inocencia”. Parece que había olvidado que servir a Jehová y tenerlo como herencia era un gran honor. Sin embargo, su crisis espiritual terminó después de “entrar en el magnífico santuario de Dios” (Sal. 73:2, 3, 12, 13, 17).
9 Una vez en el santuario, Asaf comenzó a ver las cosas desde la perspectiva del Altísimo. Muchos cristianos han vivido una experiencia semejante. Al igual que este levita, dejaron de valorar como debían los privilegios espirituales y se concentraron en los bienes materiales que podrían conseguir. Pero al estudiar la Palabra de Dios y reunirse con su pueblo, corrigieron su forma de pensar. En el caso de Asaf, él se dio cuenta de que, tarde o temprano, la gente mala cosecha lo que siembra. Al reflexionar en las bendiciones que había recibido, comprendió que Jehová lo llevaría de la mano y lo guiaría. De ahí que Asaf le dijera: “Además de ti, de veras no tengo otro deleite en la tierra” (Sal. 73:23, 25). Sabía que, pasara lo que pasara —incluso si le fallaban la salud y el ánimo—, siempre podría asegurar: “Dios es [...] la parte que me corresponde hasta tiempo indefinido” (léase Salmo 73:26). ¡Qué aliviado se sintió al recordar que Jehová jamás olvidaría su amistad y fiel servicio! (Ecl. 7:1.) Tanto es así que cantó: “Acercarme a Dios es bueno para mí. En el Señor Soberano Jehová he puesto mi refugio” (Sal. 73:28).
10 Cuando Asaf declaró que Jehová era la parte, o herencia, que le correspondía, estaba hablando de mucho más que de la ayuda material que recibía por ser levita. Más bien, se refería al honor de servir a Dios en su santuario y gozar de su amistad (Sant. 2:21-23). Para mantener viva esa relación, debía demostrar fe en Jehová y confiar en que su futuro sería mucho mejor si le obedecía. ¿Verdad que nosotros podemos tener la misma fe y confianza?
11 Otro levita que usó la expresión “Jehová es la parte que me corresponde” fue Jeremías. Veamos qué quiso decir. Este profeta vivía en Anatot, una ciudad levítica cercana a Jerusalén (Jer. 1:1). En cierta ocasión se mostró contrariado al ver que la gente mala prosperaba, mientras que los buenos pasaban muchas penalidades (Jer. 12:1). Él sabía que Jehová es justo; por eso, al ver lo que ocurría en Jerusalén y Judá, le expresó su malestar. ¿Qué respuesta recibió? Dios le mandó proclamar un mensaje de juicio y se encargó de que sus profecías se cumplieran al pie de la letra: quienes no hicieron caso perdieron la vida, pero quienes obedecieron recibieron “su alma [...] como despojo”, es decir, se salvaron (Jer. 21:9).
12 La nación quedó desolada y en ruinas. Al verla en tan lamentable estado, Jeremías se encontró perdido, como si Jehová lo estuviera obligando a caminar en la oscuridad. Se sintió sin vida, “como hombres que han estado muertos por largo tiempo” (Lam. 1:1, 16; 3:6). Jerusalén y Judá habían sido destruidas porque los israelitas se negaron a dejar atrás su gran maldad y volver a su Padre celestial. Es cierto que el profeta se lo había advertido a la nación y que él no tenía la culpa de nada, pero aun así estaba muy triste. Con todo, reconoció que si la nación no había desaparecido por completo se debía a la “bondad amorosa de Jehová”, cuyas muestras de misericordia eran “nuevas cada mañana”. Y entonces afirmó: “Jehová es la parte que me corresponde”. En efecto, no había perdido su valioso privilegio de ser profeta de Dios (léase Lamentaciones 3:22-24).
(Lamentaciones 3:22-24) Son los hechos de bondad amorosa de Jehová el que no nos hayamos acabado, porque sus misericordias ciertamente no terminan.23 Son nuevas cada mañana. Es abundante tu fidelidad. 24 “Jehová es la parte que me corresponde —ha dicho mi alma—, por eso mostraré una actitud de espera por él.”
13 Al decir: “Jehová es la parte que me corresponde”, Jeremías demostró, además, que confiaba en la compasión divina, lo que le permitió mantener “una actitud de espera”. Todas las tribus de Israel necesitaban cultivar esa misma actitud, pues habían perdido sus tierras y el país permanecería vacío y desolado setenta años (Jer. 25:11). Jehová era su única esperanza. Setenta años después trajo a su pueblo de regreso a su patria y le devolvió el privilegio de servirle allí (2 Cró. 36:20-23).
Una herencia personal que no se limitaba a los levitas
14 Ahora bien, ¿eran únicamente los levitas —como Asaf y Jeremías— quienes tendrían el privilegio de servir a Dios? ¡Claro que no! Un buen ejemplo de ello es David, quien antes de ser rey de Israel le dijo a Jehová: “Tú eres [...] la parte que me corresponde en la tierra de los vivientes” (léase Salmo 142:1, 5). Cuando compuso este salmo, David no se encontraba en un palacio ni una casa, sino en una cueva, donde se ocultaba de sus enemigos. Durante su vida, se escondió al menos dos veces en cuevas, una cerca de la ciudad de Adulam y otra en el desierto de En-guedí. Por tanto, es posible que fuera en una de ellas donde escribió el Salmo 142.
(Salmo 142:1) Con mi voz, a Jehová procedí a clamar por socorro; con mi voz, a Jehová empecé a implorar favor.
(Salmo 142:5) Clamé a ti, oh Jehová, por socorro. Dije: “Tú eres mi refugio, la parte que me corresponde en la tierra de los vivientes”.
15 Recordemos que quien lo perseguía para matarlo era nada menos que el rey Saúl. Huyendo de él, David se introdujo en una cueva de difícil acceso (1 Sam. 22:1, 4). En aquel apartado lugar, viéndose solo y sin amigos que lo defendieran, acudió a Dios como su Protector (Sal. 142:4).
16 Para cuando compuso el Salmo 142, es fácil que David ya estuviera al tanto del trágico fin de Ahimélec. Sin saber que él era un fugitivo, este sumo sacerdote le había prestado ayuda, y por ello el furioso Saúl lo había mandado asesinar junto con su familia (1 Sam. 22:11, 18, 19). David se sentía culpable por la tragedia. Era como si hubiera matado a aquel servicial sacerdote con sus propias manos. ¿A quién no le ahogaría la culpa en una situación como esa? Para colmo de males, no le quedaba un momento de respiro, pues el rey venía pisándole los talones.
17 Pero esto no es todo. No mucho después falleció el profeta Samuel, quien lo había designado sucesor al trono (1 Sam. 25:1). Aunque aquella pérdida debió de hacerle sentir aún más desamparado, David nunca olvidó que contaba con el apoyo divino. Es cierto que Jehová no le había concedido el mismo honor que a los levitas, pero lo había elegido para desempeñar en el futuro otro tipo de servicio: gobernar a Israel (1 Sam. 16:1, 13). Por eso, David oró a Dios de todo corazón y buscó su guía con fe. Nosotros disponemos hoy de la misma ayuda. Si aceptamos a Jehová como herencia y refugio nuestro, también nos ayudará a servirle con toda el alma.
18 En este artículo hemos visto que tanto David como los levitas y otros miembros de la nación tenían a Jehová como su herencia. En otras palabras, habían recibido de él una responsabilidad en su servicio y la cumplían con la confianza de que recibirían su cuidado y protección. Cada uno de nosotros también puede llegar a afirmar que Jehová es la parte, o herencia, que le corresponde. En el siguiente artículo veremos qué hacer para conseguirlo.
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Reunión de Servicio
Cántico 38
Cómo iniciar estudios bíblicos el primer sábado de enero
“Nos gustaría hacerle una pregunta: ¿sabe cuál es el nombre propio de Dios? [Permita que la persona responda.] Fíjese en lo que dice aquí.” Muéstrele el artículo que está en la parte de atrás de La Atalaya del 1 de enero y examine con ella la información del primer subtítulo, incluyendo al menos uno de los textos bíblicos. Ofrécele las revistas y quede en volver para analizar la siguiente pregunta.
LA ATALAYA 1 de enero
“Últimamente se ha hablado mucho del fin del mundo, y esto ha generado temor entre la gente. ¿Qué piensa usted? [Deja que la persona responda.] La Biblia sí habla de un fin, pero dice que habrá sobrevivientes [lea 1 Juan 2:17]. Esta revista responde a cuatro preguntas que muchos suelen hacerse acerca del fin del mundo.”
¡Despertad! Enero
“Estamos visitando a las personas como parte de un servicio a la comunidad. ¿Cree que sea importante que las familias aprendan a vivir en conformidad con estas palabras de Jesús? [Lea Hechos 20:35b y permita que la persona responda.] En un mundo tan egoísta, es todo un reto enseñarles a los hijos a ser considerados. Este artículo contiene sugerencias prácticas que pueden ayudar a los padres.”
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10 min. Necesidades de la congregación
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10 min. Los Salones del Reino limpios honran a Jehová. Discurso a cargo de un anciano. Jehová es un Dios santo y puro, por eso se espera que la limpieza sea muy importante para sus siervos (Éx. 30:17-21; 40:30-32). Al mantener limpio y en buen estado el lugar en donde lo adoramos, damos honra y gloria a nuestro Dios (1 Ped. 2:12). Narre algunas experiencias locales o publicadas que demuestren que un salón limpio y presentable puede dar un buen testimonio. Entrevistar al hermano encargado de la limpieza y el mantenimiento, y pedirle que explique cómo se han organizado las tareas. Animar a todos a colaborar.
10 min. Necesidades de la congregación
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10 min. Los Salones del Reino limpios honran a Jehová. Discurso a cargo de un anciano. Jehová es un Dios santo y puro, por eso se espera que la limpieza sea muy importante para sus siervos (Éx. 30:17-21; 40:30-32). Al mantener limpio y en buen estado el lugar en donde lo adoramos, damos honra y gloria a nuestro Dios (1 Ped. 2:12). Narre algunas experiencias locales o publicadas que demuestren que un salón limpio y presentable puede dar un buen testimonio. Entrevistar al hermano encargado de la limpieza y el mantenimiento, y pedirle que explique cómo se han organizado las tareas. Animar a todos a colaborar.
(Éxodo 30:17-21) Y Jehová habló adicionalmente a Moisés, y dijo: 18 “Tienes que hacer una fuente de cobre y su base de cobre para el lavado, y tienes que ponerla entre la tienda de reunión y el altar y poner agua en ella. 19 Y Aarón y sus hijos tienen que lavarse las manos y los pies allí.20 Cuando entren en la tienda de reunión se lavarán con agua para que no mueran, o cuando se acerquen al altar para ministrar, a fin de hacer humear una ofrenda hecha por fuego a Jehová. 21 Y tienen que lavarse las manos y los pies para que no mueran, y esto tiene que servirles de disposición reglamentaria hasta tiempo indefinido, a él y a su prole durante todas sus generaciones”.
(Éxodo 40:30-32) Entonces colocó la fuente entre la tienda de reunión y el altar, y puso en ella agua para lavar. 31 Y Moisés y Aarón y sus hijos se lavaron las manos y los pies allí. 32 Cuando entraban en la tienda de reunión y cuando se acercaban al altar se lavaban, tal como Jehová había mandado a Moisés.
(1 Pedro 2:12) Mantengan excelente su conducta entre las naciones, para que, en la cosa de que hablan contra ustedes como [de] malhechores, ellos, como resultado de las obras excelentes de ustedes, de las cuales son testigos oculares, glorifiquen a Dios en el día para la inspección [por él].
Cántico 127
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Estudio de la Atalaya
Cántico 26
Comportémonos como “uno de los menores”
-4-
(Isaías 40:28) ¿No has llegado a saber, o no has oído? Jehová, el Creador de las extremidades de la tierra, es un Dios hasta tiempo indefinido. Él no se cansa ni se fatiga. No se puede escudriñar su entendimiento.
-6-
(1 Corintios 3:9) Porque somos colaboradores de Dios. Ustedes son campo de Dios bajo cultivo, edificio de Dios.
(1 Corintios 3:6, 7) Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndo[lo] crecer; 7 de modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que [lo] hace crecer.
-7-
(Salmo 113:5-7) ¿Quién es como Jehová nuestro Dios, aquel que está haciendo su morada en lo alto? 6 Está condescendiendo en tender la vista sobre cielo y tierra, 7 y levanta al de condición humilde desde el polvo mismo; ensalza al pobre del mismísimo pozo de cenizas,
(1 Corintios 4:7) Pues, ¿quién hace que tú difieras de otro? En realidad, ¿qué tienes tú que no hayas recibido? Entonces, si verdaderamente [lo] recibiste, ¿por qué te jactas como si no [lo] hubieras recibido?
(Lucas 9:48) y les dijo: “Cualquiera que reciba a este niñito sobre la base de mi nombre, a mí me recibe [también], y cualquiera que me recibe a mí, recibe [también] al que me envió. Porque el que se porta como uno de los menores entre todos ustedes es el que es grande”.
-9-
(Hebreos 5:13, 14) Porque todo el que participa de leche no conoce la palabra de la justicia, porque es pequeñuelo. 14 Pero el alimento sólido pertenece a personas maduras, a los que mediante el uso tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto.
-10-
(Hebreos 13:7) Acuérdense de los que llevan la delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta [de ellos], imiten [su] fe.
(Hebreos 13:17) Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que han de rendir cuenta; para que ellos lo hagan con gozo y no con suspiros, por cuanto esto les sería gravemente dañoso a ustedes.
-11-
(Lucas 9:46) Entonces entró entre ellos un razonamiento sobre quién de ellos sería el mayor.
-14-
(Filipenses 2:1-4) Si hay, pues, algún estímulo en Cristo, si alguna consolación de amor, si alguna participación de espíritu, si algunos tiernos cariños y compasiones, 2 hagan pleno mi gozo por ser ustedes de la misma mente y tener el mismo amor, estando unidos en alma, teniendo presente el mismo pensamiento,3 no haciendo nada movidos por espíritu de contradicción ni por egotismo, sino considerando con humildad mental que los demás son superiores a ustedes, 4 no vigilando con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás.
-15-
(Salmo 131:1-3) Oh Jehová, mi corazón no ha sido altivo, ni mis ojos han sido altaneros; ni he andado en cosas demasiado grandes, ni en cosas demasiado maravillosas para mí. 2 De seguro he sosegado y aquietado mi alma como un niño destetado sobre su madre. Mi alma está como un niño destetado sobre mí. 3 Espere Israel a Jehová desde ahora y hasta tiempo indefinido.
-16-
(Salmo 42:5) ¿Por qué estás desesperada, oh alma mía, y por qué estás alborotada dentro de mí? Espera a Dios, porque todavía lo elogiaré como la magnífica salvación de mi persona.
(1 Timoteo 3:1-7) Esa declaración es fiel. Si algún hombre está procurando alcanzar un puesto de superintendente, desea una obra excelente. 2 El superintendente, por lo tanto, debe ser irreprensible, esposo de una sola mujer, moderado en los hábitos, de juicio sano, ordenado, hospitalario, capacitado para enseñar, 3 no un borracho pendenciero, no un golpeador, sino razonable, no belicoso, no amador del dinero, 4 hombre que presida su propia casa excelentemente, que tenga hijos en sujeción con toda seriedad 5 (si de veras no sabe algún hombre presidir su propia casa, ¿cómo cuidará de la congregación de Dios?); 6 no un hombre recién convertido, por temor de que se hinche [de orgullo] y caiga en el juicio pronunciado contra el Diablo. 7 Además, debe también tener excelente testimonio de los de afuera, para que no caiga en vituperio y en un lazo del Diablo.
-18-
(Proverbios 6:1-5) Hijo mío, si has salido fiador por tu semejante, [si] has dado tu apretón de manos aun al extraño, 2 [si] has sido cogido en un lazo por los dichos de tu boca, [si] has sido atrapado por los dichos de tu boca, 3 toma estas medidas, entonces, hijo mío, y líbrate, porque has caído en la palma de la mano de tu semejante: Ve y humíllate, e inunda con importunaciones a tu semejante. 4 No des sueño a tus ojos, ni adormecimiento a tus radiantes ojos. 5 Líbrate como una gacela de la mano, y como un pájaro de la mano del pajarero.
Cántico 68
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GRACIAS HERMANO C.F
PFC777
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