CANTICO 112
“JEHOVA NUESTRO GRAN DIOS”
ESTUDIO BIBLICO DE CONGREGACION
(cl cap. 3 parrs. 19-21 y recuadro
de la pag. 34.)
¿Cómo podemos ser santos en sentido relativo a pesar
de nuestra imperfección?
19 = Lo mismo sucede hoy. Las ofrendas
realizadas en el altar de Jerusalén fueron meras sombras de algo mayor: el
sacrificio perfecto de Jesucristo en el año 33 E.C. (Hebreos 9:11-14.)
Recibimos el perdón de los pecados si nos arrepentimos con sinceridad, nos
enmendamos y ciframos fe en dicho sacrificio (1 Juan 2:2). Así pues,
nosotros también podemos tener una condición pura ante Dios. De ahí que el
apóstol Pedro nos recuerde: “Está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo
soy santo’” (1 Pedro 1:16).
Observe que Jehová no dijo que debíamos ser tan santos como él. Nunca nos pide
imposibles (Salmo 103:13, 14). Nos dice, más bien,
que seamos santos porque él lo es. “Como hijos amados”,
tratamos de imitarlo lo mejor que nos permite la imperfección (Efesios 5:1). La
santificación es un proceso constante. Al ir creciendo nuestra espiritualidad,
tratamos día a día de seguir “perfeccionando la santidad” (2 Corintios 7:1).
a) ¿Por qué es
importante tener presente que podemos estar limpios a los ojos del Dios santo?
b) ¿Qué efecto tuvo en Isaías conocer que sus pecados habían sido expiados?
20 = Jehová ama la rectitud y la pureza,
pero odia el pecado (Habacuc 1:13).
Sin embargo, no nos odia a nosotros. Nos perdona siempre que mantengamos su
criterio sobre el pecado -es decir, mientras aborrezcamos el mal y amemos el
bien- y luchemos por seguir los pasos perfectos de Cristo (Amós 5:15; 1 Pedro 2:21). Saber que
podemos estar limpios a los ojos del Dios santo tiene un profundo efecto en
nosotros. Tengamos presente que, al principio, la santidad divina le recordó a
Isaías su propia impureza, por lo que exclamó: “¡Ay de mí!”. Pero al comprender
que sus pecados habían sido expiados, cambió de actitud. Así, cuando Jehová
solicitó un voluntario, el profeta, aun sin saber en qué consistiría la misión,
respondió al instante: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí” (Isaías 6:5-8).
21 = Estamos hechos a la imagen del Dios
santo, quien nos ha dotado de cualidades morales y facultades espirituales (Génesis 1:26).
Efectivamente, tenemos la capacidad de cultivar la santidad. Si seguimos
haciéndolo, Jehová se complacerá en ayudarnos y, mientras tanto, nos
acercaremos cada vez más a él. Cuando estudiemos sus cualidades en los
siguientes capítulos, veremos que existen muchas razones de peso para
acercarnos a Dios.
[Nota]
La expresión “inmundo de labios” es
acertada, pues la Biblia a menudo emplea el término labios en sentido figurado con referencia al
habla o el idioma. Buena parte de los pecados que cometemos los seres humanos
imperfectos está relacionada con el uso de la facultad del habla (Proverbios 10:19; Santiago 3:2, 6).
Levítico 19:1-18 ¿Qué principios hemos de
aplicar para que nuestra conducta sea santa?
Deuteronomio 23:9-14 ¿Qué relación hay entre
limpieza física y santidad? ¿Cómo debe repercutir este hecho en el arreglo
personal y de la casa?
Romanos 6:12-23; 12:1-3 Si procuramos ser
santos, ¿cómo debemos ver el pecado y las influencias mundanas?
Hebreos 12:12-17 ¿Cómo vamos en pos de la
santificación?
Escuela del ministerio teocrático
Lectura de
la Biblia 36 – 39 y Puntos Sobresalientes
• Gén.
38:26.
Judá no actuó bien con Tamar, su nuera viuda. Aun así, cuando se le hizo ver
que era el responsable de su embarazo, Judá admitió el error con humildad.
Nosotros también debemos estar dispuestos a reconocer los errores.
• Gén.
39:9.
La respuesta que dio José a la esposa de Potifar indica que su forma de pensar
se amoldaba a lo que pensaba Dios sobre la moralidad y que los principios
piadosos guiaban su conciencia. ¿No deberíamos nosotros esforzarnos por lograr
el mismo objetivo mientras crecemos en el conocimiento exacto de la verdad?
·
GEN. 36:1 EDOM = (Rojo), EDOMITAS.
Edom era el sobrenombre que recibió Esaú, el hermano gemelo de
Jacob, debido a que vendió su primogenitura por un guisado rojo. (Gé 36:1; 25:30-34.)
Casualmente, Esaú era muy rubicundo cuando nació (Gé 25:25) y algunas de las
regiones en donde él y sus descendientes se establecieron más tarde se
distinguieron por su color rojizo.
·
GEN. 37:33. Algo que también nos ayuda a entender el precio
emocional que pagó Jehová es un suceso que vivió Jacob. José era su hijo más
querido, pero los demás hijos le tenían envidia y lo odiaban. Un día, el
patriarca le mandó que fuera a ver cómo estaban sus hermanos, quienes
pastoreaban el rebaño a unos 100 kilómetros (60 millas) al norte de
su hogar en Hebrón. A pesar de los malos sentimientos que le tenían, José
obedeció de buena gana. ¡Imagínese qué dolor sintió Jacob cuando ellos
regresaron con la ropa del joven ensangrentada! Al verla exclamó: “¡Es la
larga prenda de vestir de mi hijo! ¡Una feroz bestia salvaje debe de haberlo
devorado! ¡De seguro ha sido despedazado José!”. Aquello lo dejó destrozado y
estuvo de duelo muchos días (Gén. 37:33, 34). Es cierto que Jehová no reacciona
igual que los seres humanos imperfectos. Pero este suceso nos permite hacernos
una idea de cómo tuvo que sentirse al ver que torturaban y ejecutaban
atrozmente a su amado Hijo en la Tierra.
GEN.38:15 ¿Qué circunstancias llevaron a Judá a tener relaciones sexuales con una mujerque tomó por ramera, según Génesis 38:15, 16?
Aunque Judá tuvo relaciones sexuales con una mujer que tomó por
prostituta, ella en realidad no lo era. Veamos qué sucedió, según se
expone en el capítulo
38 de Génesis.
Antes de que el primogénito de Judá tuviera hijos con su esposa
Tamar, se le dio muerte porque “resultó malo a los ojos de Jehová” (Génesis 38:7). En aquel
tiempo era costumbre contraer matrimonio de cuñado, lo cual exigía que cuando
un hombre muriera sin herederos, su hermano se encargara de perpetuar su
linaje. Pero el segundo hijo de Judá, Onán, no quiso cumplir con su
obligación. Como consecuencia, murió cuando se ejecutó la sentencia divina
contra él. Judá entonces hizo que su nuera Tamar volviera al hogar de su padre
hasta que Selah, su tercer hijo, tuviera suficiente edad para casarse con
ella. Sin embargo, pasaron los años, y Judá no dio su hijo en matrimonio a
Tamar. De modo que, cuando la esposa de Judá murió, Tamar ideó un plan a
fin de conseguir un heredero por medio de Judá, el israelita que había sido su
suegro. Lo hizo disfrazándose de prostituta de templo y sentándose en el camino
por donde sabía que pasaría Judá.
Como no reconoció a Tamar, Judá tuvo relaciones con ella.
Sagazmente, ella consiguió que él, a cambio, le diera algunos objetos como
garantía de pago, y los utilizó posteriormente para probar que él la había
dejado encinta. Cuando se reveló la verdad, Judá no la culpó, sino que
dijo con humildad: “Ella es más justa que yo, por razón de que yo no la di
a Selah mi hijo”. Y muy apropiadamente, “no volvió a tener más coito con
ella” (Génesis
38:26).
Judá obró mal al no dar a Tamar a su hijo Selah como había
prometido. Además, mantuvo relaciones íntimas con una mujer que tomó por
prostituta de templo, lo cual iba en contra del propósito de Dios de que las
relaciones sexuales se limitaran solo al matrimonio (Génesis 2:24). Pero en
realidad, Judá no tuvo relaciones con una ramera, sino que
inadvertidamente reemplazó a su hijo Selah en el matrimonio de cuñado y
engendró hijos legítimos.
Respecto a Tamar, ella no obró de manera inmoral. A sus
hijos gemelos no se les consideró hijos de fornicación. Cuando Boaz de
Belén tomó a Rut, la moabita, en matrimonio de cuñado, los ancianos de Belén
hablaron favorablemente del hijo de Tamar, Pérez, al decir a Boaz: “Llegue a
ser tu casa como la casa de Pérez, que Tamar le dio a luz a Judá, de la prole
que Jehová te dé de esta joven” (Rut
4:12). Pérez también está incluido entre los
antepasados de Jesucristo (Mateo
1:1-3; Lucas 3:23-33).
GEN. 39:9 w13 15/2
4 = Por ejemplo, pensemos en Abrahán,
Isaac y Jacob. Estos patriarcas y sus familias debieron conversar sobre cómo
agradar a Jehová. Por eso no sorprende que José rechazara una proposición
inmoral y así evitara “pecar contra Dios” (Gén. 39:7-9)
W07 15/10 23 = Cuando
la esposa de aquel egipcio trató de seducir a José, aún no estaba escrito
ningún libro de la Biblia ni se habían dado los Diez Mandamientos.
No obstante, él reaccionó diciendo: “¿Cómo podría yo cometer esta gran
maldad y realmente pecar contra Dios?” (Génesis 39:9).
El motivo principal por el que respondió así no era el deseo de
complacer a sus familiares, ya que estos vivían lejos. Lo que más quería
era agradar a Dios, ya que conocía la norma divina: el matrimonio es una unión
en la que solo hay lugar para un hombre y una mujer que forman “una sola
carne”. Además, tuvo que haberse enterado del incidente de su abuela Rebeca con
Abimélec. Cuando este rey descubrió que era una mujer casada, comprendió que
ningún hombre de su reino debía unirse a ella, pues quien lo hiciera cometería
un pecado y acarrearía culpa a su pueblo. Y Jehová dio su bendición, lo
que reveló su punto de vista acerca del adulterio. Sin duda, el conocimiento
que tenía José de estos asuntos contribuyó a que la voz de su conciencia
resonara aún con más fuerza y lo moviera a rechazar la inmoralidad sexual (Génesis 2:24; 12:17-19; 20:1-18; 26:7-14).
Gen. 39:21 w02 15/5 14-17 = La bondad amorosa de Dios alivia y protege
11 Repasemos
a continuación el capítulo 39 de Génesis, el cual tiene como protagonista
a José, un bisnieto de Abrahán que fue vendido como esclavo y llevado a Egipto.
No obstante, “Jehová resultó estar con José” (Gé 39 versículos 1, 2). De hecho, hasta su amo
egipcio, Potifar, llegó a la conclusión de que Jehová lo respaldaba (Gé 39 versículo 3). Sin embargo, José se enfrentó a
pruebas muy graves. Se le acusó falsamente de agresión sexual contra la esposa
de Potifar, por lo que se le encarceló (Gé 39 versículos 7-20). Fue en “el hoyo carcelario”
donde “con grilletes afligieron sus pies, en hierros entró su alma” (Génesis 40:15; Salmo 105:18).
12 ¿Qué
ocurrió durante esa prueba especialmente dura? “Jehová continuó con José y
siguió extendiéndole bondad amorosa.” (Gé 39 Versículo 21a.) Un acto concreto de bondad amorosa
dio inicio a una serie de sucesos que a la larga lo aliviaron de sus
sufrimientos. Jehová le otorgó “hallar favor a los ojos del oficial principal
de la casa de encierro” (Gé 39 versículo 21b). Como consecuencia, este
funcionario le dio un puesto de responsabilidad (Gé 39 versículo 22). Luego, José conoció al hombre que
con el tiempo hablaría de él a Faraón, el rey de Egipto (Génesis 40:1-4, 9-15; 41:9-14). Este, a su vez, lo nombró segundo
gobernante del país, lo que resultó en que llevara a cabo una labor salvadora
cuando el hambre azotó la tierra egipcia (Génesis 41:37-55). Los sufrimientos de José comenzaron
cuando tenía 17 años, y duraron más de doce (Génesis 37:2, 4; 41:46). Pero durante todo ese período de angustia
y aflicción, Jehová Dios le manifestó bondad amorosa protegiéndolo del desastre
total y conservándolo con vida para que desempeñara una función privilegiada en
el propósito divino.
Núm. 1 = Génesis 37:1-17
Núm. 2: ¿Por
qué no se condenará a los resucitados por lo que hicieron en el pasado? (rspág.
330 párr. 5)
¿Se resucitará a algunos solo para pronunciar juicio contra ellos y condenarlosentonces a la muerte segunda?
¿Qué significa Juan 5:28, 29? Allí dice: “Todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su
voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron
cosas viles a una resurrección de juicio”. Lo que Jesús dijo aquí debe entenderse
a la luz de la revelación que dio más tarde a Juan. (Véase Revelación 20:12, 13,
citado en la página 330.) Tanto los que en el pasado hicieron cosas buenas
como los que practicaron cosas malas serán “juzgados individualmente según sus
hechos”. ¿Qué hechos? Si fuéramos a adoptar el punto de vista de que la gente
habría de ser condenada sobre la base de los hechos de su vida anterior, eso no
estaría de acuerdo con Romanos 6:7: “El que ha
muerto ha sido absuelto de su pecado”. Tampoco sería razonable resucitar a
algunas personas sencillamente para destruirlas. Por eso, en Juan 5:28, 29a Jesús estaba señalando
a la resurrección futura; después, en el resto del Jn 5 versículo 29,
expresó el resultado final que habrá después que hayan sido elevados a la
perfección humana y hayan sido sometidos a juicio.
Abigail = ([Mi] Padre Se Ha Regocijado).
Una de las esposas de David. Antes había estado casada con Nabal, un
hombre rico de Maón, ciudad que se hallaba en el límite del desierto de Judá,
al O. del mar Muerto. (1Sa 25:2, 3; Jos 15:20, 55.) Abigail era
“buena en cuanto a discreción y hermosa en cuanto a forma”, mientras que Nabal,
nombre que significa “Insensato; Estúpido”, era “áspero y malo en sus
prácticas”.
Después de la muerte del profeta Samuel, David y sus hombres se
mudaron a la región donde pastaban los rebaños del esposo de Abigail. Los
hombres de David fueron como un “muro” protector alrededor de los pastores y
rebaños de Nabal, tanto de noche como de día. Por eso, cuando llegó el tiempo
de esquilar a las ovejas, David hizo que unos jóvenes subieran a Carmelo para
llamar la atención de Nabal al buen servicio que se le había rendido y pedir
que les diera algo de alimento. (1Sa 25:4-8, 15, 16.) Pero el
avaro Nabal les gritó reprensiones e insultó a David, tratándole de persona
despreciable, y a todos ellos, de esclavos fugitivos. (1Sa 25:9-11, 14.) Esto enfureció
tanto a David que se ciñó la espada y condujo a unos cuatrocientos hombres
hacia Carmelo para acabar con Nabal y con todo varón de su casa. (1Sa 25:12, 13, 21, 22.)
Cuando un siervo que estaba preocupado por lo sucedido le refirió
este incidente, Abigail mostró su perspicacia al recoger inmediatamente un
amplio suministro de alimento y grano y enviarlo con sus siervos delante de
ella, tal como hiciera Jacob al salir al encuentro de Esaú. (1Sa 25:14-19; Gé 32:13-20.) Sin
decir nada a su esposo, fue a encontrarse con David, a quien convenció mediante
una súplica larga y ferviente, con la que dio muestras de sabiduría y lógica,
así como de respeto y humildad, de que las palabras insensatas de Nabal
no justificaban que se derramara sangre injustamente ni que no se
esperara que Jehová mismo resolviera el asunto de la mejor manera. (1Sa 25:14-20, 23-31.) David dio
gracias a Dios por el buen juicio y la acción presta de aquella mujer. (1Sa 25:32-35; compárese con Pr 25:21, 22; 15:1, 2.)
Una vez de regreso en su casa, Abigail esperó a que su esposo
recobrara la sobriedad, pues se había emborrachado en un banquete, y luego le
informó lo que ella había hecho. Entonces “el corazón de él llegó a estar
muerto dentro de él, y él mismo quedó como una piedra”, y a los diez días Jehová hizo que muriera. Al
recibir estas noticias, David envió una proposición de matrimonio a Abigail,
que aceptó sin vacilar. Compartió el afecto de David con Ahinoam, una
jezreelita a quien previamente David había tomado por esposa. Saúl ya había
dado a su hija Mical, la primera esposa de David, a otro hombre. (1Sa 25:36-44.)
Abigail estuvo con David en Gat, en el extremo occidental de la
Sefelá, y luego en la región NO. del Négueb, en Ziqlag. Durante la ausencia de
David, hubo una incursión de amalequitas desde el sur. Quemaron Ziqlag y se
llevaron a todas las mujeres y niños, entre ellos a Abigail y Ahinoam. Después
que Jehová le aseguró que tendría éxito, David persiguió a los amalequitas con
sus hombres y, en un ataque por sorpresa, los venció y recuperó a los cautivos
y todos los bienes. (1Sa 30:1-19.)
Tres días después de haber regresado a Ziqlag, llegaron las noticias
de la muerte de Saúl. (2Sa 1:1, 2.) Abigail
acompañó a su esposo a Hebrón de Judá, donde se ungió rey a David. Allí le dio
a luz un hijo, Kileab (2Sa 3:3), también llamado
Daniel en 1 Crónicas 3:1. Durante
su estancia en Hebrón, David llegó a tener seis esposas, pero en el relato ya
no se vuelve a hacer mención de Abigail ni de su hijo. (2Sa 3:2-5.)
REUNION DE
SERVICIO
CANTICO 117
NECESITAMOS LA INSTRUCCIÓN DIVINA
10 Min. Algunas presentaciones
Cómo iniciar estudios
bíblicos el primer sábado de marzo
“Lo estamos visitando
brevemente con motivo de un acontecimiento que se celebrará el 14 de abril. Ese
día es el aniversario de la muerte de Jesús. Algunas personas se reúnen para
recordar la ocasión porque creen que su muerte fue muy significativa, pero otras
no están tan seguras de su importancia. ¿Cree usted que la muerte de Jesús nos
beneficia personalmente?” Permita que la persona responda. Luego muéstrele la
última página deLa Atalaya del
1 de marzo y analice la información de la primera pregunta y al menos uno de
los textos. Ofrézcale las revistas y quede en volver para examinar la siguiente
pregunta.
LA ATALAYA 1 de marzo “Muchas personas se preguntan por qué
Dios no hace nada por acabar con la injusticia y el sufrimiento del mundo.
¿Cree usted que es porque a él no le importa, o porque considera que a los
seres humanos nos hace bien sufrir? [Permita que la persona responda. Luego lea Juan
3:16.] Aunque muchos citan este versículo para probar que sí le
importamos a Dios, no saben exactamente cómo nos beneficia la muerte del Hijo
de Dios. Esta revista explica cómo la muerte de Jesús hará posible el fin de la
injusticia y el sufrimiento en la Tierra.”
¡Despertad Marzo “Estamos haciendo
visitas breves con el deseo de aclarar una idea equivocada que mucha gente
tiene sobre este versículo de la Biblia [lea Génesis
1:1]. Algunos creen que el universo fue creado, como dice aquí, pero
otros no creen que haya sido así. ¿Usted qué opina? [Permita que la persona
responda.] A muchos les cuesta creer en la creación porque los líderes
religiosos enseñan algo que la Biblia en realidad no dice. Esta revista
presenta la explicación lógica y creíble que da la Biblia sobre el comienzo del
universo.”
10 Min. Necesidades de la Congregacion
10 Min. ¿Cómo nos fue? Mejore sus habilidades en el ministerio:
lleve un registro de las personas interesadas
“Presta constante atención a ti mismo y a tu
enseñanza.” (1 Tim. 4:16.)
Este consejo inspirado que el apóstol Pablo dio a Timoteo muestra que, seamos
nuevos o experimentados, debemos esforzarnos por mejorar. Con este fin, Nuestro
Ministerio del Reinocontendrá una nueva serie titulada “Mejore sus
habilidades en el ministerio”. Cada artículo analizará una habilidad importante
y ofrecerá sugerencias para desarrollarla. Se nos anima a todos a prestar
especial atención a dicha habilidad durante el mes. Al cabo del mes, tendremos
la oportunidad de explicar en una sección de la Reunión de Servicio los
beneficios que hemos obtenido. En esta ocasión, se nos invita a concentrarnos
en llevar un registro de las personas interesadas.
Por qué es importante. Nuestra comisión implica más que solo
predicar: supone visitar de nuevo a quienes muestren interés y enseñarles la
verdad, regando así las semillas que hemos plantado (Mat. 28:19, 20; 1 Cor. 3:6-9). Para ello,
tenemos que volver a encontrar a las personas, hablarles de lo que les importa
y agregar algo nuevo apoyándonos en la conversación anterior. De ahí la
necesidad de hacer un registro cuando encontremos a alguien interesado.
Cómo hacerlo:
- Lleve en el bolso o maletín los útiles
necesarios. Mantenga los registros impecables, ordenados y al día. Anote
los datos justo al terminar la visita.
- Apunte información sobre la persona,
como su nombre y datos de contacto (dirección, número de teléfono, correo
electrónico). ¿Qué cosas observó acerca de ella o su familia que sean
relevantes?
- Escriba los detalles de la conversación.
¿Qué textos leyó? ¿Qué dijo la persona sobre sus creencias? ¿Le dejó
alguna publicación? Anote la hora, el día y la fecha de la visita.
- Escriba lo que piensa hacer la próxima
vez. ¿De qué tema prometió hablar? ¿Cuándo se comprometió a volver?
- Actualice el registro cada vez que
vuelva. No pasa nada si toma notas demás.
Intente esto durante el mes:
Cuando esté haciendo un registro, dígale a su
compañero qué cosas está apuntando.
Cantico 95
GUSTEN Y VEAN QUE
JEHOVA ES BUENO
=====================
ESTUDIO DE LA
ATALAYA
CANTICO 106
LA AMISTAD CON
JEHOVA
Adoremos a Jehová, el Rey de la eternidad
“Al Rey de la eternidad [...] sea honra y
gloria para siempre.” (1 TIM. 1:17)
¿QUÉ CONTESTARÍA?
¿Por qué nos atrae la manera de gobernar de Jehová?
¿Cómo ha demostrado siempre Jehová interés y amor por su familia
humana?
¿Qué lo motiva a usted a adorar al Rey de la eternidad?
EL
REY Sobhuza II de
Suazilandia reinó por casi sesenta y un años. Sin duda, es todo un logro para
un hombre gobernar por tanto tiempo. Ahora bien, existe un rey que no está
limitado por la corta vida del ser humano. Tanto es así que la Biblia lo llama
“Rey de la eternidad” (1 Tim. 1:17). Y un salmista
declaró el nombre de este Soberano al decir: “Jehová es Rey [...] para
siempre” (Sal. 10:16).
2 La
duración de su reinado diferencia a Jehová de cualquier rey humano.
No obstante, lo que nos atrae es su manera de gobernar. En el antiguo
Israel, un rey que estuvo cuarenta años en el trono alabó a Dios con estas
palabras: “Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y
abundante en bondad amorosa. Jehová mismo ha establecido firmemente su trono en
los cielos mismos; y sobre toda cosa su propia gobernación real ha tenido la
dominación” (Sal. 103:8, 19).
Pero Jehová no es solo nuestro Rey, sino también nuestro querido Padre
celestial. ¿De qué manera ha actuado como Padre? ¿Y cómo ha ejercido su
gobierno desde la rebelión de Edén? Las respuestas a estas dos preguntas nos
acercarán más a él y nos impulsarán a servirle de todo corazón.
EL REY DE LA ETERNIDAD FORMA UNA FAMILIA UNIVERSAL
3 ¡Cuánta
alegría debió sentir Jehová al crear a su Hijo unigénito! No trató a su
primogénito, el primer miembro de su familia, como a un simple súbdito. Todo lo
contrario, lo amó como a un Hijo y lo invitó a participar en la creación de
otros súbditos perfectos (Col.
1:15-17). Así es, juntos crearon millones de ángeles. Estos siervos
de Dios, descritos como “ministros suyos, que hacen su voluntad”, le sirven con
gozo, y Jehová los dignifica llamándolos hijos. Ellos forman parte de su familia universal
(Sal. 103:20-22; Job
38:7).
4 Una
vez creados los cielos y la Tierra físicos, Jehová agrandó su familia
universal. Después de hacer de nuestro planeta un lugar precioso y capaz de
sostenerse por sí mismo, coronó su obra con la creación del primer hombre,
Adán, a su imagen y semejanza (Gén.
1:26-28). Como Creador, tenía el derecho de esperar que Adán le
obedeciera. Y como Padre, transmitió sus instrucciones con amor y bondad.
Esas instrucciones eran razonables, no los privaban de su libertad (lea Génesis 2:15-17).
5 A
diferencia de muchos reyes humanos, a Jehová le gusta delegar responsabilidades
en sus súbditos y así demostrarles que confía en ellos como miembros de su
familia. A Adán, por ejemplo, le dio autoridad sobre los animales y le
encargó la emocionante tarea de ponerles nombre (Gén.
1:26; 2:19, 20). Por otro lado, para
poblar el planeta, Dios pudo haber creado millones de seres humanos perfectos
por separado, pero prefirió hacerle a Adán un complemento perfecto: una mujer,
Eva (Gén. 2:21, 22). Así le dio a la pareja
la oportunidad de llenar la Tierra con sus descendientes. En condiciones
perfectas, los seres humanos extenderían los límites del Paraíso hasta que
abarcara todo el globo terráqueo. Entonces, junto con los ángeles en los
cielos, adorarían a Dios para siempre como una familia universal unida. ¡Qué
magnífico porvenir! ¡Y qué prueba del amor paternal que nos tiene Jehová!
SUS HIJOS SE REBELAN CONTRA SU AUTORIDAD
6 Por
desgracia, en vez de aceptar a Jehová como su Soberano, Adán y Eva prefirieron
unirse a Satanás, un hijo espiritual de Dios que se hizo rebelde (Gén. 3:1-6). Pero vivir apartados del gobierno divino
solo les trajo dolor, sufrimiento y muerte tanto a ellos como a sus
descendientes (Gén. 3:16-19; Rom. 5:12). A Jehová ya no le quedaban
súbditos obedientes en la Tierra. ¿Significaba eso que ya no estaba al
mando, que había renunciado a ser el Soberano de la Tierra y sus habitantes?
¡Claro que no! Dios siguió ejerciendo su autoridad al echar del jardín de Edén
a nuestros primeros padres y colocar querubines a la entrada para evitar que
volvieran (Gén. 3:23, 24). Al mismo tiempo,
demostró su amor de padre asegurando que cumpliría su propósito de tener una
familia universal de hijos fieles, tanto espirituales como humanos. Prometió
que vendría una “descendencia” que acabaría con Satanás y con los efectos del
pecado de Adán (leaGénesis 3:15).
7 En
los siglos posteriores, algunos hombres, como Abel y Enoc, eligieron ser leales
a Jehová. Sin embargo, la mayoría de la gente lo rechazó como su Padre y Rey.
Para los días de Noé, “la tierra se [había llenado] de violencia” (Gén. 6:11). ¿Quiere decir esto que Jehová había dejado
de tener el control de los asuntos humanos? ¿Qué revela la historia bíblica?
8 Fijémonos
en el relato de Noé. Jehová le dio instrucciones y planos detallados para
construir un arca inmensa que los salvaría a él y a su familia inmediata. Dios
también demostró gran amor por toda su familia humana al comisionar a Noé como
“predicador de justicia” (2 Ped. 2:5). Sin duda, este advirtió a las personas
de la destrucción que se acercaba y les rogó que se arrepintieran, pero nadie
le hizo caso. Por décadas, él y los suyos vivieron rodeados de gente
terriblemente violenta e inmoral. Jehová, como Padre amoroso, protegió y
bendijo a aquella fiel familia de ocho miembros. Al traer el diluvio universal
en el año 2370 antes de la era común (a.e.c.), confirmó que tenía pleno
dominio sobre los hombres y ángeles rebeldes. Está claro que seguía al mando (Gén. 7:17-24).
JEHOVÁ SIGUE REINANDO DESPUÉS DEL DILUVIO
9 Noé
y su familia salieron del arca, llenaron sus pulmones de aire fresco y dieron
sus primeros pasos en la Tierra ya limpia. Jehová los había cuidado y
protegido. ¡Qué agradecidos le estaban! Enseguida, Noé hizo un altar para
ofrecerle sacrificios. Dios los bendijo a él y a los suyos, y les dio esta
comisión: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra” (Gén. 8:20–9:1). Una vez más, la humanidad tenía la
oportunidad de adorar a Jehová unida y poblar este planeta.
10 Pero
el Diluvio no acabó con la imperfección. Tampoco libró a los hombres de la
influencia invisible de Satanás y sus demonios. Por eso, al cabo de poco
tiempo, la rebelión contra el bondadoso dominio de Jehová volvió a surgir.
Nemrod, bisnieto de Noé, desafió la soberanía divina a una escala sin
precedentes; la Biblia lo define como “un poderoso cazador en oposición a
Jehová”. Fundó grandes ciudades, como Babel, y se proclamó rey de “la tierra de
Sinar” (Gén. 10:8-12). ¿Qué medidas tomó el Rey de
la eternidad contra este rey rebelde que intentaba frustrar su propósito de
llenar la Tierra? Dios hizo que la gente hablara en diferentes lenguas. ¿Qué
logró con esto? Que, al no entenderse unos a otros, los seguidores de
Nemrod se vieran obligados a dispersarse “por toda la superficie de la tierra”.
Eso sí, se llevaron con ellos sus prácticas religiosas falsas y sistemas de
gobierno humanos (Gén. 11:1-9).
11 Aunque
después del Diluvio la mayoría de la gente adoraba a dioses falsos, algunos
hombres fieles continuaron honrando a Dios. Uno de ellos fue Abrahán, quien
dejó atrás las comodidades de su hogar en la ciudad de Ur y pasó muchos años
viviendo en tiendas (Gén. 11:31; Heb. 11:8, 9). Puesto que llevaba una vida
nómada, viajaba por regiones dominadas por distintos reyes, muchos de los
cuales vivían en ciudades amuralladas. Pero Jehová los protegió a él y a su
familia como un padre. El salmista lo expresó así: “No permitió que ningún
humano los defraudara, antes bien, a causa de ellos censuró a reyes” (Sal. 105:13, 14). Y por lealtad a su amigo
Abrahán, Dios le prometió: “Reyes saldrán de ti” (Gén. 17:6; Sant. 2:23).
12 Dios
les repitió a Isaac y a Jacob, el hijo y el nieto de Abrahán, respectivamente,
la promesa de bendecirlos. Tal bendición incluiría que de su descendencia
salieran reyes (Gén. 26:3-5; 35:11). Ahora bien, antes de que aparecieran estos
reyes, los descendientes de Jacob llegaron a ser esclavos en Egipto. ¿Significó
esto que Jehová no iba a cumplir su promesa y que había renunciado a ser
el Soberano de la Tierra? Por supuesto que no. A su debido tiempo,
demostró su poder y dejó claro que su autoridad era muy superior a la del testarudo
faraón. Y como los israelitas confiaron en él, los liberó de manera
espectacular a través del mar Rojo. No hay duda, Jehová seguía siendo el
Soberano del universo. Y, como Padre amoroso, usó su inmenso poder para
proteger a su pueblo (leaÉxodo 14:13, 14).
JEHOVÁ LLEGA A SER REY DE ISRAEL
13 Inmediatamente
después de su milagrosa liberación, los israelitas alabaron a Jehová con una
canción de victoria. Esta canción, que se registra en el capítulo 15 de Éxodo, incluye en el versículo 18 la
siguiente declaración: “Jehová reinará hasta tiempo indefinido, aun para
siempre”. En efecto, Jehová llegó a ser Rey de aquella nueva nación (Deut. 33:5). Sin embargo, el pueblo no se conformó
con tener a Jehová como su Gobernante invisible. Unos cuatrocientos años
después de salir de Egipto, le pidieron a Dios que les diera un rey humano,
como lo tenían las naciones paganas que los rodeaban (1 Sam. 8:5). Aunque les concedió su petición, en
realidad Jehová nunca dejó de ser su Rey. Así lo demuestra lo que ocurrió
durante el reinado de David, el segundo rey humano que tuvo Israel.
14 David
llevó la sagrada arca del pacto a Jerusalén. Durante esta alegre ocasión, los
levitas entonaron una canción de alabanza que incluía estas palabras: “Digan entre las naciones: ‘¡Jehová
mismo ha llegado a ser rey!’” (1 Crón. 16:31). ¡Qué declaración tan interesante!
Ahora bien, si Jehová es el Rey de la eternidad, ¿cómo puede en
ciertos momentos llegar a ser Rey? Pues bien, Jehová llega a ser Rey cuando, en un momento determinado
o para encargarse de alguna situación, hace uso de su autoridad directamente o
asigna a alguien para que lo represente. Este aspecto de su soberanía tiene una
trascendencia de largo alcance. Antes de que David muriera, Jehová le prometió
que su reinado continuaría indefinidamente: “Levantaré tu descendencia después
de ti, que saldrá de tus entrañas; y realmente estableceré con firmeza su
reino” (2 Sam. 7:12, 13). Y así fue:
al cabo de más de mil años apareció esa “descendencia” de David. ¿De quién se
trataba, y cuándo se convertiría en Rey?
JEHOVÁ NOMBRA UN NUEVO REY
15 En
el año 29 de la era común (e.c.), Juan el Bautista comenzó a predicar que
“el reino de los cielos se [había] acercado” (Mat. 3:2). Cuando Jesús fue bautizado por Juan, Jehová
lo ungió como el Mesías prometido y el futuro Rey del Reino de Dios. Y expresó
su cariño paternal por él al decir: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he
aprobado” (Mat. 3:17).
16 Jesús
glorificó a su Padre durante todo su ministerio (Juan 17:4). Hizo esto al proclamar el Reino de Dios (Luc. 4:43). Incluso enseñó a sus seguidores a pedir en
oración que viniera ese Reino (Mat. 6:10). Como futuro Rey, Jesús pudo decirles a sus
enemigos: “El reino de Dios está en medio de ustedes” (Luc. 17:21). Más adelante, la noche antes de su muerte,
Jesús celebró un pacto con sus seguidores, “un pacto [...] para un reino”.
De ese modo les ofreció a algunos de sus fieles discípulos la oportunidad
de reinar con él en el Reino de Dios (lea Lucas 22:28-30).
17 ¿Cuándo
llegaría Jesús a ser Rey del Reino de Dios? No pudo ser justo después de
celebrar el pacto con sus discípulos. La tarde siguiente, él fue ejecutado
y sus discípulos se dispersaron (Juan 16:32). Sin embargo, al igual que en ocasiones
pasadas, Jehová seguía al mando. Al tercer día resucitó a su Hijo, y, en
el Pentecostés del año 33, Jesús estableció un reino espiritual sobre la
congregación cristiana de sus hermanos ungidos (Col. 1:13). Pero aún tendría que esperar algún tiempo
para asumir por completo su poder real sobre la Tierra como la prometida
“descendencia”. Jehová le dijo: “Siéntate a mi diestra hasta que coloque a tus
enemigos como banquillo para tus pies” (Sal. 110:1).
ADOREMOS AL REY DE LA ETERNIDAD
18 Por
milenios, la autoridad real de Jehová ha sido desafiada en el cielo y en la
Tierra. No obstante, él nunca renunció a su soberanía: siempre siguió al
mando. Y, como Padre amoroso, protegió y cuidó a súbditos leales como Noé,
Abrahán y David. ¿Verdad que esto nos motiva a someternos y acercarnos a
nuestro Rey?
19 Ahora
bien, ¿cómo ha llegado Jehová a ser Rey en la actualidad? ¿Cómo podemos ser
súbditos leales de su Reino y convertirnos en hijos perfectos de su familia
universal? ¿Qué estamos pidiendo en realidad cuando decimos “Venga tu reino”?
Estas preguntas se contestarán en el próximo artículo.
CANTICO 46
JEHOVA
ES NUESTRO REY
PFC777
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