lunes, 16 de abril de 2012

SEMANA DEL 16 DE ABRIL


• Estudio Bíblico de Congregación

Cántico 85 y oración

(bt cap. 19 párrs. 6-11.) (25 minutos)

6 Pero él sabía que aquella no era su vocación, sino un medio que le permitía mantenerse en el ministerio y declarar las buenas nuevas “sin costo” (2 Cor. 11:7). ¿Compartían Áquila y Priscila esa actitud hacia el trabajo? Sin duda. De hecho, cuando el apóstol partió de Corinto en el año 52, se mudaron con él a Éfeso y se instalaron en una casa que se convirtió en centro de reuniones cristianas (1 Cor. 16:19). Más tarde, retornaron a Roma y finalmente a Éfeso. Siempre antepusieron a todo la causa del Reino y se entregaron con celo al servicio cristiano, ganándose así la gratitud de “las congregaciones de las naciones” (Rom. 16:3-5; 2 Tim. 4:19).
7 Hoy, los siervos de Jehová imitan a aquellos tres fervorosos predicadores. Laboran afanosamente a fin de “no poner una carga costosa sobre ninguno” (1 Tes. 2:9). Por ejemplo, ¿qué hacen miles de evangelizadores de tiempo completo para poder dedicarse a su verdadera vocación, el ministerio del Reino? Realizan trabajos de media jornada o estacionales. Y como Áquila y Priscila, muchos cristianos abren las puertas de sus hogares a los superintendentes de circuito y distrito. ¿Qué beneficios reciben por seguir “la senda de la hospitalidad” con estos hermanos? (Rom. 12:13.) Ánimo y edificación espiritual en grandes dosis.
“Muchos de los corintios [...] empezaron a creer” (Hechos 18:5-8)
8 Hay otro dato que confirma que Pablo veía su oficio tan solo como un medio para ganarse la vida. ¿Qué hizo cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia con una generosa aportación? (2 Cor. 11:9.) De inmediato, “empezó a estar intensamente ocupado con la palabra” o, según lo expresa la Nueva Versión Internacional (NVI), “se dedicó exclusivamente a la predicación”, dando testimonio en la sinagoga (Hech. 18:5). Sin embargo, los judíos opusieron mucha resistencia a su testificación. Ante su negativa a aceptar el mensaje salvador sobre Cristo, el apóstol les indicó de dos maneras que se desentendía de toda responsabilidad. Por un lado, se sacudió la ropa, y por otro les dijo: “Esté la sangre de ustedes sobre sus propias cabezas. Yo estoy limpio. Desde ahora me iré a gente de las naciones” (Hech. 18:6; Eze. 3:18, 19).
9 ¿Adónde se iría a predicar? El relato señala que dejó la sinagoga y se fue a la casa adyacente de Ticio Justo, probablemente un prosélito judío (Hech. 18:7). Aunque durante toda su estadía en Corinto siguió alojado con Áquila y Priscila, tomó como centro de evangelización aquel nuevo domicilio.
10 Ahora bien, ¿qué quiso decir Pablo con su declaración de descargo? ¿Indicó que ya no atendería a ningún judío e incluso a ningún prosélito, por más interesado que estuviera? De ningún modo. De hecho, leemos que “Crispo, el presidente de la sinagoga, se hizo creyente en el Señor, y también toda su casa”. Al parecer, un número considerable de asistentes a la sinagoga siguió los pasos de este personaje, pues el relato señala acto seguido que “muchos de los corintios que oyeron [el mensaje] empezaron a creer y a bautizarse” (Hech. 18:8). La casa de Ticio Justo se convirtió en centro de reuniones de la nueva congregación. Si el cronista Lucas se atuvo en este caso a su costumbre de presentar los sucesos en orden cronológico, aquellos judíos (o prosélitos) se convirtieron después de que el apóstol se sacudiera las vestiduras. De ser esto así, sería otra demostración elocuente de su flexibilidad en el ministerio.
11 En muchos lugares, las iglesias tienen gran arraigo e influencia, sea porque llevan allí siglos o por la extensa labor proselitista de sus misioneros. Como resultado, sus feligreses están muy atados a las tradiciones, tal como les sucedía a los judíos de Corinto. Nosotros, al igual que Pablo, procuramos llegarles al corazón y edificar su fe a partir del conocimiento que tienen de las Escrituras. Aunque se opongan a nuestra labor o suframos el acoso de sus guías religiosos, no nos rendimos. Ciertamente, algunos de los mansos que debemos localizar se encuentran entre quienes “tienen celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto” (Rom. 10:2).
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 Escuela del Ministerio Teocrático 

Lectura de la Biblia: Jeremías 25, 26, 27, 28 | Puntos sobresalientes (10 min.)

*** w94 1/3 págs. 20-23 párrs. 13-23 Jehová tiene una controversia con las naciones ***
 
13 Por lo tanto, en los versículos 15 y 16 del capítulo 25, Jeremías dice: ―Esto es lo que me dijo Jehová el Dios de Israel: ‗Toma de mi mano esta copa del vino de la furia, y tienes que hacer que lo beban todas las naciones a quienes voy a enviarte. Y tienen que beber y sacudirse de aquí para allá y actuar como hombres enloquecidos a causa de la espada que voy a enviar entre ellas‘. ¿Por qué es una ‗copa del vino de la furia de Jehová‘? En Mateo 26:39, 42 y Juan 18:11, Jesús habló de una ―copa que simbolizaba la voluntad que Dios tenía para él. Del mismo modo, la copa simboliza la voluntad de Jehová de que las naciones beban de su venganza divina. Jeremías 25:17-26 enumera estos grupos nacionales que prefiguran a las naciones actuales.
16 Todo el sistema mundial de Satanás, comenzando por la cristiandad, tendrá que beber de la copa de venganza de Jehová. El mandato que recibe después Jeremías, recogido en los versículos 27 a 29 del capítulo 25, destaca este punto: ―Tienes que decirles: ‗Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: ―Beban y emborráchense y vomiten y caigan de manera que no puedan levantarse a causa de la espada que voy a enviar entre ustedes‘. Y tiene que suceder que, en caso de que ellos rehúsen tomar la copa de tu mano para beber, también tienes que decirles: ‗Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ―Beberán sin falta. Porque, ¡miren!, es con la ciudad sobre la cual se llama mi nombre con que estoy comenzando en cuanto a traer calamidad, ¿y deben ustedes mismos de manera alguna quedar libres de castigo?‘. ‗No quedarán libres de castigo, porque hay una espada que estoy llamando contra todos los habitantes de la tierra‘, es la expresión de Jehová de los ejércitos
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19 Los versículos 30 y 31 del capítulo 25 de Jeremías continúan diciendo: ―‗Desde lo alto Jehová mismo rugirá, y desde su santa morada dará su voz. Sin falta rugirá sobre su lugar de habitación. Un grito como el de los que pisan el lagar voceará en canto contra todos los habitantes de la tierra. Un ruido ciertamente llegará hasta la mismísima parte más lejana de la tierra, porque hay una controversia que Jehová tiene con las naciones. Él personalmente tiene que ponerse en juicio con toda carne. En cuanto a los inicuos, tiene que darlos a la espada‘, es la expresión de Jehová. Ninguna nación se librará de beber de este modo de la copa de la furia de Jehová. Por lo tanto, es apremiante que la gente de buen corazón se separe de la maldad de las naciones antes de que los cuatro ángeles liberen el viento tempestuoso de la furia de Jehová. Ciertamente será tempestuoso, como siguen diciendo los versículos 32 y 33 de la profecía de Jeremías:
 20 ―Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‗¡Miren! Una calamidad va a salir de nación en nación, y una gran tormenta misma será levantada desde las partes más remotas de la tierra. Y los muertos por Jehová ciertamente llegarán a estar en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el mismísimo otro extremo de la tierra. No serán plañidos, ni serán recogidos ni enterrados. Quedarán como estiércol sobre la superficie del suelo‘.‖ Es una escena horripilante, pero es necesario limpiar la Tierra de toda maldad antes de instaurar el Paraíso que Dios ha prometido.
 21 Los versículos 34 a 36 prosiguen con el juicio de Jehová: ―¡Aúllen, pastores, y clamen! ¡Y revuélquense, majestuosos del rebaño, porque se han cumplido sus días para degollación y para sus esparcimientos, y ustedes tendrán que caer como un vaso deseable! Y un lugar adonde huir ha perecido de los pastores; y un medio de escape, de los majestuosos del rebaño. ¡Escuchen! El alarido de los pastores, y el aullido de los majestuosos del rebaño, porque Jehová va a despojar con violencia su pasturaje
 22 ¿Quiénes son estos pastores? No son los guías religiosos, que ya han bebido de la cólera de Jehová. Son los pastores militaristas, de los que también habla Jeremías 6:3, que reúnen a sus ejércitos en tropel como desafío a Jehová. Son los dirigentes políticos, que se han enriquecido a costa de sus súbditos. Muchos son negociantes sin escrúpulos, maestros de la corrupción. Se demoran en aliviar el hambre que diezma a pueblos enteros de zonas subdesarrolladas. Enriquecen a los ―majestuosos del rebaño, tales como los traficantes de armas y los codiciosos destructores del medio ambiente, mientras se niegan a suministrar ayuda médica o alimentaria, que, a un costo módico, podría salvar la vida de decenas de millones de niños que mueren en la actualidad.
23 No extraña que los versículos 37 y 38, que cierran el capítulo 25 de Jeremías, digan lo siguiente de los egoístas que procuran obtener paz para ellos solos: ―Los lugares de habitación pacíficos han quedado sin vida a causa de la ardiente cólera de Jehová. Él ha dejado su guarida justamente como un leoncillo crinado, pues la tierra de ellos ha llegado a ser objeto de pasmo a causa de la espada que da maltrato y a causa de la ardiente cólera de él. ¡Pasmoso, sin duda! Sin embargo, la ardiente cólera de Jehová se manifestará mediante Aquel a quien Revelación 19:15, 16 llama ―Rey de reyes y Señor de señores, que pastorea a las naciones con vara de hierro.
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Núm. 1: Jeremías 27:1-11
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Núm. 2: ¿Qué aprendemos de lo que dice la Biblia sobre María? (rs pág. 228 párrs. 1 -6)

*** rs pág. 228 María (Madre de Jesús) ***
 
¿Qué podemos aprender de lo que está registrado en la Biblia acerca de María?
1) Una lección sobre estar dispuestos a escuchar lo que Dios dice mediante sus mensajeros aunque lo que oigamos quizás nos perturbe al principio, o parezca imposible. (Luc. 1:26-37.)
 2) Ánimo para obrar en armonía con lo que lleguemos a saber que es la voluntad de Dios, con plena confianza en él. (Véase Lucas 1:38. Como se muestra en Deuteronomio 22:23, 24, pudiera haber graves consecuencias para una joven judía si se descubría que estuviera encinta sin estar casada.)
3) Que Dios está dispuesto a utilizar a alguien sin importar la posición social que ocupe. (Compárese Lucas 2:22-24 con Levítico 12:1-8.)
4) Dar prominencia a los intereses espirituales. (Véanse Lucas 2:41 y Hechos 1:14. No se requería que las esposas judías acompañaran a sus esposos en el largo viaje todos los años a Jerusalén durante la época de la Pascua, pero María lo hacía.)
 5) Aprecio a la pureza moral. (Luc. 1:34.)
6) Diligencia en cuanto a enseñar a los hijos la Palabra de Dios. (Esto se reflejó en lo que Jesús estuvo haciendo a los 12 años de edad. Véase Lucas 2:42, 46-49.)

Núm. 3: La Biblia nos anima a honrar a las personas mayores

*** w10 15/5 págs. 6-7 Honremos a las personas mayores ***
 Honremos a las personas mayores
 EN LAS costas de California se encuentra uno de los árboles más fotografiados del mundo: el Ciprés Solitario. Dicen que tiene más de 250 años. Este resistente y hermoso ejemplar ha sido el blanco de muchas atenciones, entre ellas la colocación de cables de apoyo y de un muro de piedra en la base.
 
 El Ciprés Solitario tal vez nos recuerde a los cristianos de edad avanzada que tenemos en el pueblo de Dios, quienes se caracterizan por su extraordinaria perseverancia, particularmente en la predicación. El profeta Joel predijo que habría ―viejos que declararían públicamente el mensaje de la Biblia (Joel 2:28-32; Hech. 2:16-21). Y así ha sido. Baste con señalar el gran número de horas que dedican estos celosos proclamadores a difundir las ―buenas nuevas del reino (Mat. 24:14). Algunos han soportado por años persecución y otras dificultades. Si la resistencia de un simple ciprés basta para que reciba alabanzas y se lo cuide reforzándolo con piedras y cables, ¡con cuánta más razón la fidelidad de nuestros hermanos mayores justifica que les demos reconocimiento y respeto, y los tratemos con dignidad!
 
Jehová dio esta orden a su pueblo de la antigüedad: ―Ante canas debes levantarte, y tienes que mostrar consideración a la persona del envejecido (Lev. 19:32). Entre los siervos de Dios de la actualidad encontramos excelentes ejemplos de personas mayores que por décadas han demostrado lealtad al ―andar con [...] Dios (Miq. 6:8). Debido a su constante obediencia a los principios bíblicos, puede decirse que sus canas son una ―corona de hermosura (Pro. 16:31).
 
 Pablo dio esta instrucción al joven Timoteo: ―No critiques severamente a un hombre mayor. Por lo contrario, ínstale como a un padre. También le animó a tratar ―a las mujeres de más edad como a madres‖ (1 Tim. 5:1, 2). Al actuar de este modo, Timoteo estaría, por así decirlo, levantándose ante las canas. Es patente que Jehová desea que hablemos a los mayores de un modo que denote respeto.
 
―En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera, indica Romanos 12:10. Por supuesto, los superintendentes de las congregaciones son los primeros en tratar con respeto a los mayores. Pero todos debemos seguir este principio.
 
 Y esta obligación es aún mayor en el caso de quienes tienen padres o abuelos de edad avanzada. Si la gente se plantea cómo preservar el buen estado del Ciprés Solitario, ¿no deberíamos nosotros plantearnos cómo preservar la dignidad de nuestros padres y abuelos? Lo podríamos hacer, por ejemplo, escuchando su opinión y no insistiendo en que las cosas se hagan a nuestra manera, sin tener en cuenta sus preferencias (Pro. 23:22; 1 Tim. 5:4).
El Dios verdadero, Jehová, considera muy valiosos a sus siervos de edad avanzada. Nunca los abandonará (Sal. 71:18). De hecho, les da fuerzas para seguir sirviéndole fielmente. Nosotros también debemos darles nuestro apoyo y respeto.
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• Reunión de Servicio 


5 min. Anuncios.
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10 min. Hágase un buen maestro (tercera parte). Discurso basado en el libro Benefíciese, páginas 59 a 61.

Apele al corazón
Los maestros que captan el sentido de la Palabra de Dios se dan cuenta de que la adoración verdadera no consiste simplemente en memorizar hechos y conformarse a ciertas normas. Más bien, está basada en una buena relación con Jehová y en el aprecio por sus sendas, de modo que el corazón entra en el cuadro (Deu. 10:12, 13; Luc. 10:25-27). En las Escrituras, el vocablo corazón suele referirse a la persona interior en su conjunto, e incluye, entre otros aspectos, sus deseos, afectos, sentimientos y motivos.
Jesús sabía que los seres humanos se dejan llevar por la apariencia externa, mientras que Jehová mira el corazón (1 Sam. 16:7). Lo que debe impulsarnos a servir a Dios es el amor que le tenemos, no el deseo de impresionar a los demás (Mat. 6:5-8). Los fariseos, en cambio, efectuaban muchas cosas para lucirse. Hacían hincapié en cumplir los detalles de la Ley y las reglas que ellos mismos establecían, pero no reflejaban cualidades que los vincularan al Dios que decían adorar (Mat. 9:13;Luc. 11:42). Jesús enseñó que la obediencia a los requisitos divinos es importante, pero también que el valor de tal obediencia depende de lo que anide en el corazón (Mat. 15:7-9; Mar. 7:20-23; Juan 3:36). Si imitamos a Jesús, obtendremos los mejores resultados. Aunque es primordial que enseñemos a los demás lo que Dios espera de todos nosotros, también lo es que conozcan la personalidad de Jehová y lo amen, de modo que su conducta refleje lo mucho que valoran su buena relación con el Dios verdadero.
Claro está, para beneficiarse de tal enseñanza, la gente tiene que hacerse un examen de conciencia. Jesús animó a sus oyentes a evaluarse en cuanto a sus motivos y sentimientos. Cuando corregía una idea errónea, les preguntaba por qué pensaban, decían o hacían algo determinado. Sin embargo, iba más allá, pues acompañaba sus preguntas con alguna declaración, ilustración o acto que les hiciera ver las cosas desde la perspectiva correcta (Mar. 2:8; 4:40; 8:17; Luc. 6:41,46). [60]Usted también puede sugerir a quienes lo escuchen que se hagan preguntas como: “¿Por qué me atrae este proceder?” o “¿Por qué reacciono así ante esta situación?”. Después motívelos para que adopten los puntos de vista de Jehová.
Señale la aplicación
El maestro competente sabe que “la sabiduría es la cosa principal” (Pro. 4:7). La sabiduría es la capacidad para aplicar el conocimiento a la hora de resolver problemas, evitar peligros, alcanzar objetivos o ayudar al prójimo. Corresponde al maestro enseñar cómo hacerlo, pero no decidir por el estudiante. Al tratar diversos principios bíblicos, lo guiará en el razonamiento, tal vez refiriéndose a una situación cotidiana y preguntándole cómo lo ayudaría a enfrentarse a ella el principio recién estudiado (Heb. 5:14).
El apóstol Pedro demostró lo que esto significa cuando pronunció un discurso en Pentecostés de 33 E.C. y señaló una aplicación práctica que transformó vidas (Hech. 2:14-36). Después de analizar tres pasajes bíblicos en los que la muchedumbre afirmaba creer, mostró su aplicación a la luz de los sucesos que todos habían presenciado. Como consecuencia, los presentes vieron la necesidad de actuar en armonía con lo que acababan de escuchar. ¿Tiene su enseñanza una influencia similar en sus oyentes? En vez de limitarse a exponerles los hechos, ¿los ayuda a entender las razones? ¿Los anima a pensar en la repercusión que debería tener en su vida lo que aprenden? Tal vez no reaccionen clamando “¿Qué haremos?”, como sucedió en Pentecostés, pero si señalamos la correcta aplicación de los textos bíblicos, se sentirán impulsados a dar los pasos oportunos (Hech. 2:37).
Cuando los padres leen las Escrituras a sus hijos, disponen de una ocasión magnífica para acostumbrarlos a buscar aplicaciones prácticas a los principios bíblicos (Efe. 6:4). Usted podría seleccionar, por ejemplo, unos cuantos versículos de la lectura bíblica semanal y, tras explicarlos, hacerles preguntas como estas: “¿Qué orientación nos dan estos versículos? ¿Cómo podríamos emplearlos en el ministerio? ¿Qué revelan en cuanto a Jehová y su modo de actuar, y cómo nos ayudan a apreciarlo más?”. Estimule a su familia a comentar tales aspectos cuando se expongan los puntos sobresalientes de la lectura de la Biblia en la Escuela del Ministerio Teocrático. Es muy probable que los versículos que comenten sean los que se graben en su memoria.
[61]Dé el ejemplo
No solo enseñamos por lo que decimos, sino por lo que hacemos. Nuestros actos constituyen un ejemplo práctico de la aplicación de nuestras palabras. Así es como aprenden los niños: cuando imitan a sus padres, revelan que quieren ser como ellos y saber qué se siente al hacer lo mismo que ellos. De igual modo, cuando sus estudiantes ‘se hagan imitadores de usted, así como usted lo es de Cristo’, comenzarán a experimentar las bendiciones de andar en los caminos de Jehová (1 Cor. 11:1). De esta forma, la bondad de Dios para con ellos se hará parte de sus propias vivencias.
He aquí un recordatorio que nos invita a reflexionar en la importancia de dar el ejemplo: la “clase de personas [que seamos] en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa” contribuirá en gran medida a que brindemos un ejemplo vivo de la aplicación de los principios bíblicos (2 Ped. 3:11). Si alienta a un estudiante a leer la Biblia con asiduidad, hágalo usted mismo con diligencia. Si desea que sus hijos se rijan por los principios bíblicos, asegúrese de que cuanto le vean hacer corresponda con la voluntad divina. Si anima a la congregación a predicar con celo, procure participar de lleno en tal obra. Cuando practicamos lo que enseñamos, estamos en condiciones de motivar a los demás (Rom. 2:21-23).
A fin de mejorar sus aptitudes docentes, pregúntese: “¿Influye mi enseñanza en la actitud, el lenguaje o los actos de mis oyentes? ¿Aclaro las cuestiones diferenciando unas ideas y formas de actuar de otras? ¿Qué hago para que mis estudiantes, mis hijos o mi auditorio recuerden lo que digo? ¿Les indico claramente la forma de poner en práctica lo que aprenden? ¿Les doy el ejemplo? ¿Consigo que se den cuenta de cómo puede influir en su relación con Jehová el asunto del que les hablo?” (Pro. 9:10). Hágase un buen maestro teniendo presentes estas preguntas y siga la exhortación del apóstol Pablo: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan” (1 Tim. 4:16).
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20 min. Los testigos de Jehová: una historia de fe viva. Parte 1: Salen de la oscuridad.” Preguntas y respuestas. Utilice la información del primer párrafo para una breve introducción, y la del último para una conclusión.

Los testigos de Jehová: una historia de fe viva.
Parte 1: Salen de la oscuridad
En la Biblia, la luz se relaciona con la verdad, y la oscuridad, con la mentira (Sal. 43:3; Isa. 5:20). Cuando Satanás engañó a Eva, el mundo empezó a sumirse en la oscuridad. Hoy, la humanidad se halla envuelta en tinieblas (Rev. 12:9). El DVD Los testigos de Jehová: una historia de fe viva. Parte 1: Salen de la oscuridadrelata cómo comenzó a brillar la luz espiritual (Isa. 60:1,2). Después de verlo, intente contestar las siguientes preguntas.
1) Tras la muerte de los apóstoles, ¿cómo fue extendiéndose la oscuridad espiritual?
2) A partir del siglo XII, ¿qué acontecimientos ayudaron a las personas a darse cuenta de que la Iglesia se había desviado?
3) ¿Quiénes fueron Henry Grew y George Storrs?
4) ¿Qué sucesos dejaron una profunda huella en la vida de Charles Russell?
5) ¿De qué forma estudiaban la Biblia el hermano Russell, su padre y algunos conocidos suyos? ¿A qué conclusiones llegaron?
6) ¿Cómo se unió el grupo de estudio bíblico de Russell al grupo de Nelson Barbour? ¿Por qué se separaron luego?
7) ¿Qué suceso ocurrido en julio de 1879 inició una nueva era de luz espiritual?
8) A partir de entonces, ¿qué hizo el creciente grupo de Estudiantes de la Biblia para difundir las buenas nuevas?
9) ¿Qué habían estado esperando los Estudiantes de la Biblia que ocurriera en 1914?
10) Tras la muerte del hermano Russell, ¿qué desafíos enfrentaron los Estudiantes de la Biblia?
11) ¿Qué hicieron los Estudiantes de la Biblia una vez el hermano Rutherford y sus compañeros fueron liberados?
12) ¿Cómo le ha ayudado este DVD a profundizar su aprecio por la organización de Jehová?
13) ¿Cómo ha contribuido este DVD a reafirmar su determinación de predicar con entusiasmo las buenas nuevas a pesar de las dificultades?
14) ¿Cómo utilizaría este DVD para ayudar a sus familiares, estudiantes de la Biblia y otras personas?
¡Qué valiosa herencia espiritual nos legaron los primeros Estudiantes de la Biblia! Pese a que vivían en un mundo sumido en la oscuridad espiritual, fueron portadores de luz valientes y celosos. Imitemos su ejemplo y “siga[mos] andando como hijos de la luz” (Efe. 5:8).
• Estudio de la Atalaya

Cómo mantener un buen espíritu en la congregación
“La bondad inmerecida del Señor Jesucristo esté con el espíritu que ustedes manifiestan.” (FILI. 4:23)
¿CÓMO PODEMOS FOMENTAR UN BUEN ESPÍRITU EN LA CONGREGACIÓN... 
... cuando estamos con nuestros hermanos? 
... cuando salimos al ministerio? 
... cuando sabemos que alguien ha cometido un pecado grave?
1. ¿Por qué se felicitó a las congregaciones de Filipos y Tiatira?
LOS cristianos de la antigua congregación de Filipos tenían poco dinero; sin embargo, fueron un ejemplo de generosidad y amor hacia sus hermanos en la fe (Fili. 1:3-5, 9; 4:15, 16). Por eso, el apóstol Pablo concluyó así la carta que les dirigió por inspiración divina: “La bondad inmerecida del Señor Jesucristo esté con el espíritu que ustedes manifiestan” (Fili. 4:23). La actitud de la congregación de Tiatira era similar. De ahí que Jesucristo, después de haber recibido la gloria celestial, también la felicitara: “Conozco tus hechos, y tu amor y fe y ministerio y aguante, y que tus hechos recientes son más que los de antes” (Rev. 2:19, 20).
2. ¿Cómo influye nuestra propia actitud en el espíritu general de la congregación?
2 Cada congregación de los testigos de Jehová se caracteriza por cierto espíritu, o actitud general. Algunas se destacan por su cariño y calidez, mientras que otras sobresalen por su apoyo a la predicación y su gran estima por el ministerio de tiempo completo. ¿De qué manera puede contribuir cada uno de nosotros a la unidad y al progreso espiritual de la congregación? Cultivando personalmente un buen espíritu (1 Cor. 1:10). Si desarrolláramos una mala actitud, produciríamos el efecto contrario: la congregación se enfriaría e incluso se volvería permisiva con los pecados graves (1 Cor. 5:1; Rev. 3:15, 16). Así pues, ¿qué espíritu manifiesta nuestra congregación, y qué podemos hacer para fomentar un buen ambiente?
CÓMO FOMENTAR UN BUEN ESPÍRITU
3, 4. ¿Cómo podemos alabar a Jehová en la congregación?
3 David le cantó a Jehová: “Te elogiaré en la congregación grande; entre un pueblo numeroso te alabaré” (Sal. 35:18). Como vemos, no se retenía de alabar a Jehová mientras estaba con otros siervos de Dios. ¿Y nosotros? Cuando estamos con los hermanos en nuestras reuniones semanales —como el Estudio de La Atalaya — podemos demostrar un buen espíritu ofreciendo comentarios y expresiones de fe. ¿Aprovechamos el honor de participar en ellas? ¿Nos preparamos bien y hacemos comentarios bien pensados? Si somos cabezas de familia, ¿ayudamos a nuestros hijos a preparar comentarios y los animamos a ofrecerlos en sus propias palabras?
4 En otro salmo, David afirmó: “Mi corazón es constante, oh Dios, mi corazón es constante. Ciertamente cantaré y produciré melodía” (Sal. 57:7). Sus palabras sugieren que nuestra forma de cantar es un buen reflejo de nuestra firmeza y constancia. Las reuniones nos brindan la oportunidad de cantarle a Jehová con un corazón constante, resuelto a servirle. ¿Hay cánticos que aún no conocemos bien? ¿Por qué no ensayarlos en la Noche de Adoración en Familia? Tengamos la misma actitud que David, quien escribió: “Cantaré a Jehová durante toda mi vida; [...] produciré melodía a mi Dios mientras yo sea” (Sal. 104:33).
5, 6. ¿Cómo podemos demostrar hospitalidad y generosidad, y qué efecto tienen nuestras buenas obras en el espíritu de la congregación?
5 Para generar un espíritu de amor en la congregación, también es importante ser hospitalarios. En el último capítulo de su carta a los Hebreos, Pablo dio esta exhortación: “Que su amor fraternal continúe. No olviden la hospitalidad” (Heb. 13:1, 2). Una buena manera de seguir este principio es invitando a comer a los superintendentes viajantes y sus esposas, así como a otros siervos de tiempo completo. Tampoco hay que pasar por alto a quienes han enviudado, a las familias monoparentales y a otros hermanos que de vez en cuando podrían acompañarnos a la mesa o en la adoración en familia.
6 Pablo le pidió a Timoteo que diera esta exhortación a sus hermanos en la fe: “Trabajen en lo bueno, [...] sean ricos en obras excelentes, [...] sean liberales, listos para compartir”. De ese modo, estarían “atesorando para sí con seguridad un fundamento excelente para el futuro” y lograrían “asirse firmemente de la vida que realmente [es vida]” (1 Tim. 6:17-19). Está claro que el apóstol quería promover la generosidad. ¿Cómo podemos nosotros mostrar esta cualidad, incluso en tiempos de crisis económicas? Por ejemplo, ofreciéndonos a llevar a las reuniones y a la predicación a quienes lo necesiten. Y si somos objeto de estos actos bondadosos, ¿cómo podemos mostrar aprecio y contribuir al buen espíritu de la congregación? Tal vez ayudando dentro de nuestras posibilidades a costear los gastos de combustible, que cada día son más altos. Otra forma de hacer que nuestros hermanos espirituales se sientan queridos y necesitados es pasando más tiempo con ellos. ¿Qué logramos cuando realizamos buenas obras “para con los que están relacionados con nosotros en la fe” y les dedicamos nuestro tiempo y recursos? Primero, profundizamos el amor que les tenemos, y segundo, fomentamos un espíritu cálido y positivo en la congregación (Gál. 6:10).
7. ¿Qué relación hay entre respetar la confidencialidad y fomentar un buen espíritu en la congregación?
7 Hay otros dos factores que fortalecen nuestros lazos de amor cristiano: la amistad y la confidencialidad (léase Proverbios 18:24). Y es que los amigos de verdad no traicionan la confianza mutua. Si un hermano en la fe nos abre su corazón y puede estar seguro de que sus sentimientos no se convertirán en un tema de dominio público, nuestra relación con Él se volverá más sólida. Por lo tanto, seamos amigos confiables, y así contribuiremos a que la congregación sea como una familia unida en la que se respira amor (Pro. 20:19).
SEAMOS CELOSOS EN EL MINISTERIO
8. ¿Qué consejo recibieron los laodicenses, y por qué lo necesitaban?
8 Jesús le dirigió estas palabras a la congregación de Laodicea: “Conozco tus hechos, que no eres ni frío ni caliente. Quisiera que fueras frío o, si no, caliente. Así, por cuanto eres tibio, y ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca” (Rev. 3:15, 16). A los laodicenses les faltaba entusiasmo por el ministerio, y es probable que tal actitud perjudicara la relación entre ellos mismos. De modo que Jesús les dio este amoroso consejo: “A todos aquellos a quienes les tengo cariño los censuro y los disciplino. Por lo tanto, sé celoso y arrepiéntete” (Rev. 3:19).
9. ¿Cómo repercute nuestra actitud hacia el ministerio en el espíritu de la congregación?
9 Si queremos que la congregación goce de un espíritu sano y positivo, debemos participar con celo en la predicación. Uno de los objetivos por los que estamos organizados en congregaciones es buscar a las personas de buen corazón y enseñarles la verdad. Así que es necesario que imitemos a Jesús y participemos en esta labor de enseñanza con verdadero empeño (Mat. 28:19, 20; Luc. 4:43). Somos “colaboradores de Dios”, y cuanto mayor es nuestro entusiasmo, más unidos estamos (1 Cor. 3:9). El amor y respeto que sentimos por nuestros hermanos cristianos crece más y más cuando los vemos defender su fe y expresar su aprecio por las cosas espirituales. En efecto, servir “hombro a hombro” en el ministerio genera un espíritu de unidad en la congregación (léase Sofonías 3:9).
10. ¿Cómo beneficia a los miembros de la congregación nuestro empeño por mejorar la calidad de nuestra predicación?
10 Algo que también influye positivamente en los demás es nuestro empeño por mejorar la calidad de nuestra predicación. En la medida en que nos interesemos por las personas y nos esforcemos por tocarles el corazón, aumentará el entusiasmo que sentimos por esta labor (Mat. 9:36, 37). Y es muy probable que les transmitamos ese mismo ánimo a quienes nos acompañan. Pensemos: ¿por qué envió Jesús a sus discípulos de dos en dos? (Luc. 10:1.) No solo para que se animaran y aprendieran unos de otros, sino también para que se intensificara su celo por el ministerio. Al fin y al cabo, ¿quién no agradece salir con hermanos que predican con entusiasmo? Su espíritu nos alienta y nos incita a seguir anunciando el Reino (Rom. 1:12).
NO SEAMOS CRITICONES NI PERMISIVOS
11. ¿Qué actitud manifestaron los israelitas en tiempos de Moisés, y a qué los llevó?
11 Solo unas semanas después de fundarse su nación, los israelitas manifestaron una actitud criticona. Su descontento los llevó a rebelarse contra Jehová y sus representantes (Éxo. 16: 1, 2). Como consecuencia, apenas unos cuantos de los que salieron de Egipto vivieron para ver la Tierra Prometida. De hecho, hasta Moisés se quedó sin entrar por culpa de su reacción ante la mala actitud de la congregación de Israel (Deu. 32:48-52). ¿Cómo podemos evitar ese espíritu tan dañino?
12. ¿Cómo podemos evitar la tendencia a criticar a los demás?
12 Debemos evitar la tendencia a criticar a los demás. Para lograrlo necesitamos cultivar humildad y respeto a la autoridad, pero también vigilar nuestras compañías. Si elegimos diversiones poco sanas o pasamos mucho tiempo con compañeros de clase o de trabajo que no siguen los principios bíblicos, antes o después pagaremos un precio. Por eso, lo más sensato es poner límites a nuestra relación con quienes tienen una actitud negativa o promueven un espíritu independiente (Pro. 13:20).
13. ¿Qué graves consecuencias espirituales pueden acarrearle las críticas a la congregación?
13 Las críticas pueden acarrearle consecuencias espirituales muy graves a la congregación, como perturbar su paz y unidad. Si habláramos mal de nuestros hermanos en la fe, no solo les haríamos daño a ellos, sino que podríamos acabar cayendo en la calumnia y la injuria (Lev. 19:16; 1 Cor. 5:11). En el siglo primero, algunos estaban “desatendiendo el señorío y hablando injuriosamente de los gloriosos”, es decir, de los responsables de la congregación (Jud. 8, 16). Sin duda, a Dios no le agradó ese comportamiento.
14, 15. a) ¿Qué le sucedería a la congregación si no se atendieran los pecados graves? b) ¿Qué debemos hacer si sabemos que alguien ha cometido un pecado grave y lo está ocultando?
14 Ahora bien, ¿y si nos enteramos de que alguien es culpable de un pecado grave —como abusar del alcohol, ver pornografía o llevar una vida inmoral— y lo está ocultando? (Efe. 5: 11, 12.) Si actuáramos como si no pasara nada, el espíritu santo de Jehová podría dejar de fluir libremente, y la paz de toda la congregación se vería amenazada (Gál. 5:19-23). Para que reine un espíritu pacífico y saludable, debemos hacer lo mismo que los corintios: mantener a la congregación libre de malas influencias. ¿Cómo podemos lograrlo?
15 Antes hablamos de la importancia de no revelar ciertos asuntos privados, especialmente cuando un hermano nos confía sus sentimientos y opiniones. Divulgarlos sería una crueldad. No obstante, recordemos que los superintendentes de la congregación tienen la responsabilidad bíblica de atender los casos de pecados graves. Por tanto, deben ser informados (léase Levítico 5:1). Así pues, si sabemos que alguien ha cometido un pecado grave, nuestro deber es aconsejarle que pida ayuda a los ancianos (Sant. 5:13-15). Si no acude a ellos dentro de un plazo razonable, tenemos que hacerlo nosotros.
16. ¿Por qué es importante que informemos de los pecados graves para conservar el buen espíritu de la congregación?
16 La congregación cristiana es un refugio espiritual, y debemos protegerlo informando de los pecados graves. Si el pecador recapacita, se arrepiente y acepta la censura y la disciplina, dejará de ser un peligro para el buen espíritu de la congregación. Pero si no sigue los amorosos consejos de los ancianos y se niega a corregirse, será expulsado. Así se logrará “la destrucción”, o eliminación, del elemento que amenazaba con corromper a la congregación (léase 1 Corintios 5:5). En definitiva, para conservar un buen espíritu en la congregación, debemos actuar cuando sea necesario, colaborar con el cuerpo de ancianos y buscar el bienestar de nuestros hermanos.
FOMENTEMOS “LA UNIDAD DEL ESPÍRITU”
17, 18. ¿Qué se requiere para mantener “la unidad del espíritu”?
17 Los primeros cristianos contribuyeron a la unidad de la congregación “dedicándose a la enseñanza de los apóstoles” (Hech. 2:42). Sin duda, valoraban mucho las directrices y los consejos bíblicos de los ancianos. Hoy día, los superintendentes colaboran estrechamente con el esclavo fiel y discreto. De este modo, la congregación recibe la ayuda y el ánimo que precisa para mantenerse unida (1 Cor. 1:10). A su vez, todos los cristianos acatan las instrucciones bíblicas de la organización de Jehová y la guía que ofrecen los ancianos y así demuestran que están “esforzándose solícitamente por observar la unidad del espíritu en el vínculo unidor de la paz” (Efe. 4:3).
18 En resumen, hagamos todo lo posible por preservar el buen espíritu de la congregación. Entonces podremos aplicarnos estas animadoras palabras: “La bondad inmerecida del Señor Jesucristo esté con el espíritu que ustedes manifiestan” (Fili. 4:23).
 


 

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